DE LOS EDITORES: Unos 600 pueblos indígenas que representan a 45 tribus diferentes se reunieron en la Amazonía para fortalecer sus lazos bajo la Alianza de los Pueblos de la Selva, e impulsar una estrategia de resistencia contra el gobierno brasileño, políticas de acaparamiento de tierras que favorecen a las grandes industrias de carne, extractivistas y monocultivos. El resurgimiento de la Alianza busca fortalecer el legado de Chico Mendes de la década de 1980 quien organizó a los recolectores de caucho, la ribera y los pueblos indígenas contra la deforestación y en defensa de la biodiversidad de la Amazonía. Mendes fue asesinado en 1988. Brasil tiene una de las tasas más altas de asesinatos de ambientalistas en el mundo. En una entrevista con The Guardian, el Líder Raoni Metuktire dijo: «He visto a muchos presidentes ir y venir, pero ninguno habló tan mal de los pueblos indígenas ni nos amenazó a nosotros y al bosque de esta manera». Ésta es la más reciente de varias reuniones convocadas por la Alianza, que hoy incluye a miembros de los movimientos sociales en Brasil, jóvenes activistas y científicos.
Manifiesto de Piaraçu – Líderes Indígenas y Caciques de Brasil en Piaraçu
Nosotros, representantes de 45 pueblos indígenas de Brasil, con un total de más de 600 participantes, fuimos recibidos por el Cacique Raoni para reunirnos entre el 14 y el 17 de enero de 2020 en el pueblo de Piaraçu (Tierra Indígena Capoto Jarina), con el objetivo de unir nuestras fuerzas y denunciar que proyecto político de genocidio, etnocidio y ecocidio del gobierno brasileño está en marcha.
El Estado brasileño tiene que entender que tiene una deuda histórica con los pueblos indígenas. Somos los primeros habitantes de nuestro país. No solo estamos defendiendo el medio ambiente: somos la naturaleza misma. Si matas al medio ambiente, nos estás matando.
Siempre queremos la selva en pie, no porque la selva sea hermosa, sino porque todos estos seres que habitan la selva, son parte de nosotros y corren en nuestra sangre.
El Estado brasileño reconoce los derechos indígenas en la Constitución Federal de 1988 en los artículos 231 y 232, en los que formamos parte de la construcción del Estado, además de otras normas legales nacionales e internacionales, como el Convenio 169 de la OIT, por lo que exigimos que se respeten nuestros derecho a la Consulta libre, previa e informada siempre que se prevean proyectos y decisiones que puedan afectarnos y cambiar nuestros territorios y nuestras formas de vida.
No necesitamos destruir para producir. No pueden vender nuestra riqueza, el dinero no la paga. Nuestro territorio es muy rico, no de dinero, somos ricos en diversidad y toda esta selva depende de nuestra cultura para mantenerse. Lo que cuenta para nosotros es nuestra tierra. Esto vale más que la vida. Y quienes podemos sostener la naturaleza somos nosotros, quienes nunca destruímos o contaminamos nuestro río. Cuidamos nuestra tierra, sabemos su valor. Necesitamos proteger lo que nuestros ancestros nos dejaron.
Las amenazas y el odio del gobierno actual están promoviendo la violencia contra los pueblos indígenas, el asesinato de nuestros líderes y la invasión de nuestras tierras. Hoy tenemos que prepararnos para enfrentar no solo al gobierno, sino también para reaccionar ante la violencia de ciertos sectores de la sociedad, que expresa el racismo muy claramente, simplemente porque somos indígenas.
Las mujeres indígenas presentes en el Encuentro, líderes, guerreras, generadoras y protectoras de la vida, reafirman su lucha contra las violaciones que ofenden a sus cuerpos, espíritu y territorios. Son las mujeres que garantizan nuestras formas de vida y nuestro idioma. Garantizan nuestra existencia en nuestro hogar colectivo.
Los hombres y mujeres indígenas, luchamos lado a lado por el derecho a la tierra que nos alimenta y nos cura.
La juventud indígena presente en este Ecuentro reafirma su compromiso de continuar la lucha de los líderes en defensa de nuestras vidas, nuestros territorios y nuestro derecho a existir. El conocimiento y las tradiciones que nuestros abuelos nos enseñaron son la gran solución a las amenazas a nuestros pueblos y territorios, y a la crisis climática que se avecina. Esta generación está lista para tomar las soluciones que les han enseñado.
Solo nosotros podemos hablar de nosotros mismos y para nosotros mismos. No admitimos que nuestros Caciques sean irrespetados, tal como lo hizo Bolsonaro en 2019 en su discurso durante la reunión de la ONU contra el Cacique Raoni. Afirmamos que el Cacique Raoni SÍ es nuestro líder, ¡Él nos representa! Él será nuestra referencia por su liderazgo de lucha firme y pacífica: hoy y para siempre. Por eso apoyamos su candidatura al Premio Nobel de la Paz. Exigimos que el Congreso reconozca legalmente a las autoridades indígenas como los primeros gobernantes de este país. Nuestras tierras están gobernadas por nuestros caciques, autoridades indígenas que deciden a favor de las comunidades, basándose en reclamos colectivos y no individuales.
El actual presidente de la república está amenazando nuestros derechos, nuestra salud, nuestro territorio. El gobierno actual tiene un plan para liberar la extracción de minera y ganadería en nuestros territorios. Sumamos nuestras fuerzas, nos unimos y mostramos nuestra fortaleza en este documento para continuar nuestras luchas que ya continúan nuestros nietos. El gobierno actual nos está atacando, quieren quitarnos la tierra de nuestras manos. No aceptamos gambusinos, proyectos de minería, pescadores ilegales, hidroeléctricos y otros proyectos como Ferrograo (proyecto ferroviario que pretende cruzar la Amazonía), que nos impactarán de manera directa e irreversible.
Estamos en contra de todo lo que destruye nuestras selvas y ríos. No aceptamos que Brasil sea puesto a la venta en otros países que están interesados en explorar nuestro territorio. Queremos, sobre todo, respetar nuestras vidas, nuestras tradiciones, los usos tradicionales y la Constitución Federal, que protege nuestros derechos.
Escribimos estos documentos como un grito para que nosotros, los pueblos indígenas, podamos ser escuchados por los tres poderes de la República, por la sociedad y por la comunidad internacional.
Los procesos de consulta deben garantizar nuestro derecho a decir NO a las iniciativas gubernamentales y del Congreso. Las consultas deben respetar nuestras formas tradicionales de representación y organización política, así como nuestros protocolos autónomos de consulta y consentimiento.
Dejamos en claro que los indígenas que ahora ocupan cargos en el gobierno federal sin nuestra patricipación o nominación en el nombramiento de estas personas, y que apoyan al gobierno de Bolsonaro de alguna manera, no nos representan.
Exigimos el cumplimiento de nuestros derechos originales sobre nuevos territorios a través de la demarcación y homologación de las tierras indígenas reclamadas. Rechazamos la tesis del marco temporal y exigimos que se reanuden de inmediato los procesos de demarcación, tales como Kapot Nhinore, antiguo reclamo del Cacique Raoni.
Estamos en contra de la municipalización de la salud indígena y en contra de la nominación política partidaria para los puestos de la Secretaría Especial de Salud Indígena (SESAI). Exigimos la autonomía política, administrativa y financiera de los Distritos Sanitarios Especiales de Salud Indígena (DSEI) y el fortalecimiento del control social a través de la recreación del Foro de Presidentes de los Consejos Distritales de Salud Indígena – CONDISI, extinguido por el Decreto 9.759 / 2019. Exigimos la garantía de una fuerza laboral calificada y adecuada para nuestro servicio.
Exigimos el cumplimiento del Término de Ajuste de Conducta – TAC firmado entre el Ministerio de Salud, Fundación Nacional del Indio (FUNAI), SESAI, la Oficina del Defensor Público y el Ministerio Público Federal, que garantiza la continuidad de los servicios relacionados con la política de salud indígena. Y exigimos la celebración de la 6ta Conferencia Nacional sobre Salud Indígena.
Exigimos el cumplimiento de la política indígena bajo la responsabilidad de FUNAI y SESAI para todos los pueblos y tierras indígenas en Brasil, y no solo para las tierras indígenas homologadas.
Rechazamos la persecución y el intento de criminalización de nuestros líderes, organizaciones indígenas e indigenistas, colaboradores y socios.
Exigimos la garantía de la integridad física y moral de nuestras comunidades y líderes y el castigo de quienes están matando a nuestros familiares.
Exigimos que el Estado de Brasileño cumpla con su responsabilidad constitucional de proteger los territorios indígenas y el medio ambiente, frenando las actividades ilegales y castigando a los delincuentes. También exigimos que el gobierno asuma la responsabilidad del envenenamiento del aire, el suelo y los ríos causado por el uso irresponsable e incontrolado de pesticidas en los alrededores de nuestras tierras.
Exigimos el cumplimiento de políticas públicas para la protección de los pueblos en aislamiento voluntario y de contacto reciente.
Exigimos una educación diferenciada y de calidad para nuestros jóvenes, que les permita completar su formación, desde la educación básica hasta el nivel medio, en nuestros territorios. No aceptamos el desmantelamiento de las universidades públicas y solicitamos que la garantía de continuidad de las becas para los jóvenes que van a estudiar a las ciudades en las universidades.
La formación universitaria de los jóvenes es importante para dar continuidad a nuestra lucha. Es un espacio que asegura que estamos preparados para los cambios que nos amenazan. Por lo tanto, los jóvenes que sostienen el bolígrafo en sus manos, junto a lo que les enseñaron sus abuelos para lanzar la flecha que les fue dada, para continuar luchando.
Estar en universidades solo tiene sentido si ejercitamos nuestra espiritualidad. En este sentido, pedimos que la sociedad brasileña se una a nosotros en la lucha por el acceso a una universidad plural y democrática, por una educación universitaria que valore y reconozca la ciencia del territorio.
Queremos políticas para fortalecer alternativas económicas sostenibles para nuestros territorios, sin el uso de pesticidas, y que promuevan la economía de la Selva en Pié, con énfasis en la cultura, el conocimiento tradicional, el extractivismo y las tecnologías limpias.
Somos seres humanos, somos pueblos originarios de Brasil. Nosotros somos parte de Brasil y Brasil es parte de nosotros. No aceptamos que digan que nuestros territorios son muy grandes, porque eso no se compara con el tamaño y la fuerza de nuestra cultura y con lo que hemos contribuido a mantener, no solo nuestras vidas y formas de vida, sino las vidas de todos en el planeta.
Quien nació primero no fue el Brasil, fuimos los pueblos originarios y fuimos masacrados, pero seguimos resistiendo para poder existir.
Nosotros no estamos solos. En esta gran reunión, declaramos la reanudación de la Alianza de los Pueblos de la Selva, que incluye la Caatinga, Pantanal, Cerrado, Mata Atlântica y la Amazonía. Estaremos juntos defendiendo la protección de nuestros territorios. Esta lucha no es solo para los pueblos indígenas, sino para todos nosotros, es una lucha por la vida en el planeta.
Concluimos con certeza que 2020 será un año de mucha lucha, y llamamos a todos los familiares y socios de los pueblos indígenas en Brasil y en el extranjero, por un año de muchas movilizaciones, donde debemos estar presentes con la fuerza y la energía de nuestros antepasados en Brasilia y en las calles de todo el mundo. La lucha continúa hoy y siempre de generación en generación.
Aldea Piaraçu, 17 de Enero de 2020
PARA MÁS INFORMACIÓN:
- Para obtener acceso a cobertura local y más fotos de este evento, ver: Midia Ninja
- Leer la entrevista (en inglés) de Chief Raoni Metuktire en The Guardian
- Para información sobre otras reuniones de la Alianza de Pueblos del Bosque Instituto Socioambiental