Desinvitados: Cómo el Pueblo Wampanoag propició el Día del Luto Indígena en Plymouth

En lo alto de una colina, con vistas a la famosa Roca de Plymouth, se encuentra la estatua de nuestro gran Sachem, Massasoit. Massasoit ha permanecido allí muchos años en silencio. Los descendientes de este gran Sachem hemos sido un pueblo silencioso. La necesidad de ganarse la vida en esta sociedad materialista del hombre blanco nos hizo callar. Hoy, yo y mucha de mi gente estamos eligiendo enfrentar la verdad. SOMOS Indígenas!

El año es 1970, cuando el Estado de Massachusetts se preparaba para celebrar 350 años de la llegada de colonos y colonialistas ingleses a Plymouth, Norteamérica, invitaron a un líder de Wampanoag, Wamsutta Frank James (1923-2001), para hablar sobre la celebración del Día de Acción de Gracias, de las «relaciones amistosas» entre peregrinos y nativos y el nacimiento de esta nación. Los recuerdos generacionales de Wamsutta de esa relación estaban llenos de historias de genocidio, pérdida de tierras, reubicaciones forzadas, niños robados y asimilados por la fuerza en internados, culturas e idiomas reprimidos, pobreza y abandono promovidos por el Estado. Él sabía que la historia del Día de Acción de Gracias era más un mito que un hecho histórico, y los años sesenta y setenta marcaron un resurgimiento de la resistencia cuando los Pueblos Nativos de los Estados Unidos decidieron no quedarse en silencio. El Día de Acción de Gracias, de hecho, fue un invento, como los historiadores recientes han podido documentar claramente, creado por Abraham Lincoln en 1863 como un día de unidad al final de la Guerra Civil y se transformó lentamente en el día de acción de gracias que es hoy.

El discurso de Wamsutta, que reproducimos integro a continuación, vino del corazón pero fue rechazado por los planificadores del 350 aniversario. Él fue desinvitado a la cena de Acción de Gracias, pero se paró frente a una estatua de Massassoit (un líder de Wampanoag que llegó al campamento de peregrinos con 90 hombres para firmar un pacto de no agresión y defensa mutua), y declaró a algunas personas su dolor y los sentimientos generacionales de haber sido traicionados, como un acto de resistencia. Desde ese día, los Indígenas Unidos Americanos de Nueva Inglaterra (UAINE) han estado celebrando el Día del Duelo Nacional en Plymouth como «un recordatorio del genocidio de millones de Pueblos Nativos, el robo de tierras Nativas y el asalto implacable a la cultura Nativa». Este jueves, 28 de noviembre, se cumple el 50 aniversario del Día del Luto Nacional Indígena, que se celebrará en Plymouth.

UAINE hoy también lidera una agenda legislativa descolonizadora en Massachusetts y apoya proyectos de ley que se han presentado en el congreso estatal para: honrar el Día de los Pueblos Indígenas, para reemplazar el Día de Colón, proteger la Herencia de los Nativos Americanos, prohibir las mascotas racistas en la parafernalia del equipo deportivo en las escuelas públicas, cambiar la bandera y el escudo del estado, y mejorar las oportunidades educativas para todos los niños Nativos. Puedes escuchar a la nieta de Wamsutta, Kimimila Sa (Kisha) James, hablar sobre su experiencia ese día y el líder de UAINE, Mahtowin Munro, en The Red Nation Podcast, un proyecto comunitario indígena:

Discurso de Wamsutta Frank James en Plymouth, 1970, Estableciendo el Primer Día de Luto Nacional Indígena

Les hablo como hombre -un hombre Wampanoag. Soy un hombre orgulloso, orgulloso de mis ancestros, mis logros ganados por una estricta dirección de los padres («Debes tener éxito, ¡tu cara es de un color diferente en esta pequeña comunidad de Cape Cod!»). Soy producto de la pobreza y la discriminación, éstas dos enfermedades sociales y económicas. Yo, y mis hermanos y hermanas, hemos superado dolorosamente, y hasta cierto punto nos hemos ganado el respeto de nuestra comunidad. Somos indígenas primero, pero se nos llama «buenos ciudadanos». A veces somos arrogantes, pero solo porque la sociedad nos ha presionado para que lo seamos.

Es con una mezcla de emociones que estoy aquí para compartir mis pensamientos. Este es un momento de celebración para ustedes: celebrar el aniversario de un comienzo para el hombre blanco en los Estados Unidos. Un tiempo de mirar atrás, de reflexionar. Es con gran pesar que recuerdo lo que le sucedió a mi gente.

Incluso antes de que los Peregrinos hicieran pie a tierra, era una práctica común para los exploradores capturar Indígenas, llevarlos a Europa y venderlos como esclavos por 220 chelines cada uno. Los Peregrinos apenas habían explorado las costas de Cape Cod durante cuatro días antes de haber robado de las tumbas de mis antepasados y apropiarse de su maíz y frijoles. La Relación de Mourt describe un grupo de búsqueda de dieciséis hombres. Mourt continúa diciendo que esta fiesta tomó la mayor cantidad de provisiones de invierno de los Indígenas que pudieron llevar.

Massasoit, el gran Sachem de Wampanoag, conocía estos hechos, pero él y su Pueblo les dieron la bienvenida y se hicieron amigos de los colonos de la Plantación de Plymouth. Quizás hizo esto porque su Tribu había sido agotada por una epidemia. O su conocimiento de la inminencia del duro invierno fue la razón de su aceptación pacífica de estos actos. Esta acción de Massasoit fue quizás nuestro mayor error. Nosotros, los Wampanoag, te recibimos, hombre blanco, con los brazos abiertos, sin saber que era el principio de nuestro fin; que antes de que pasaran 50 años, el Wampanoag ya no sería un pueblo libre.

¿Qué pasó en esos cortos 50 años? ¿Qué ha sucedido en los últimos 300 años? La historia nos da los hechos y hubo atrocidades; hubo promesas incumplidas, y la mayoría de ellas se centraron en la propiedad de la tierra. Entre nosotros entendimos que había límites, pero nunca antes habíamos tenido que lidiar con cercas y muros de piedra. Pero el hombre blanco necesitaba demostrar su valía por la cantidad de tierra que poseía. Solo diez años después, cuando llegaron los puritanos, trataron al Wampanoag con aún menos amabilidad al convertir las almas de los llamados «salvajes». Aunque los puritanos fueron duros con los miembros de su propia sociedad, el indio fue presionado entre losas de piedra y colgado tan rápido como cualquier otra «bruja».

Y así, a través de los años, hay un registro tras otro de tierras indígenas tomadas y, en forma simbólica, se establecieron reservaciones para él para vivir. El indígena, después de haber sido despojado de su poder, solo podía esperar y observar mientras el hombre blanco tomaba su tierra y la usaba para su beneficio personal. Esto no lo podía entender el indígena; para él, la tierra era supervivencia, cultivar, cazar, disfrutar. No debía ser abusada. Vemos incidente tras incidente, donde el hombre blanco trató de domesticar al «salvaje» y convertirlo a las formas de vida Cristianas. Los primeros colonos peregrinos llevaron al Indígena a creer que si no se portaba bien, desecrarían el terreno y desatarían la gran epidemia nuevamente.

El hombre blanco usó el talento y las habilidades náuticas del indígena. Lo dejaron ser solo un marinero -pero nunca un capitán. Una y otra vez, en la sociedad del hombre blanco, los indígenas hemos sido llamados «low man on the totem pole» (el nivel más bajo en la escala social).

¿Ha desaparecido realmente el Wampanoag? Todavía hay un aura de misterio. Sabemos que hubo una epidemia que se llevó muchas vidas Indíegnas -algunos Wampanoag se mudaron al oeste y se unieron a los Cherokee y Cheyenne. Se vieron obligados a moverse. ¡Algunos incluso fueron al norte a Canadá! Muchos Wampanoag dejaron de lado su herencia Indígena y aceptaron el camino del hombre blanco para su propia supervivencia. Hay algunos Wampanoag que no desean que se sepa que son indios por razones sociales o económicas.

¿Qué pasó con esos Wampanoags que eligieron quedarse y vivir entre los primeros colonos? ¿Qué tipo de existencia vivían como personas «civilizadas»? Es cierto que vivir no era tan complejo como la vida actual, pero lidiaron con la confusión y el cambio. La honestidad, la confianza, la preocupación, el orgullo y la política se entretejieron dentro y fuera de su vida diaria [de los Wampanoags]. Por lo tanto, fue llamado taimado, astuto, rapaz y sucio.

La historia quiere que creamos que el Indígena era un animal salvaje, analfabeto, incivilizado. Una historia que fue escrita por un pueblo organizado y disciplinado, para exponernos como una entidad desorganizada e indisciplinada. Dos culturas claramente diferentes se encontraron. Uno pensaba que debían controlar la vida; el otro creía que la vida debía disfrutarse, porque la naturaleza lo decretaba. Recordemos que el Indígena es, y fue tan humano como el hombre blanco. El indio siente dolor, se lastima y se pone a la defensiva, tiene sueños, sufre tragedias y fracasos, sufre de soledad, necesita llorar y reír. Él también es a menudo mal entendido.

El hombre blanco en presencia del Indígena todavía está desconcertado por su extraña habilidad para hacerlo sentir incómodo. Esta puede ser la imagen que el hombre blanco ha creado del Indígena; su «salvajismo» ha aumentado y no es un misterio; es miedo; ¡Miedo al temperamento del Indígena!

En lo alto de una colina, con vistas a la famosa Roca de Plymouth, se encuentra la estatua de nuestro gran Sachem, Massasoit. Massasoit ha permanecido allí muchos años en silencio. Los descendientes de este gran Sachem hemos sido un pueblo silencioso. La necesidad de ganarse la vida en esta sociedad materialista del hombre blanco nos hizo callar. Hoy, yo y mucha de mi gente estamos eligiendo enfrentar la verdad. SOMOS Indígenas!

Aunque el tiempo ha drenado nuestra cultura y nuestro idioma está casi extinto, nosotros los Wampanoags todavía caminamos por las tierras de Massachusetts. Podemos estar fragmentados, podemos estar confundidos. Han pasado muchos años desde que hemos sido un Pueblo, juntos. Nuestras tierras fueron invadidas. Luchamos tanto por mantener nuestra tierra como ustedes los blancos hicieron para quitarnos nuestra tierra. Fuimos conquistados, nos convertimos en prisioneros de guerra Estadounidenses en muchos casos y en pupilos del gobierno de los Estados Unidos, hasta hace poco.

Nuestro espíritu se niega a morir. Ayer caminamos por los senderos del bosque y los senderos arenosos. Hoy debemos caminar por las carreteras y caminos de asfalto. Nos estamos uniendo. No estamos parados dentro de nuestros wigwams sino en sus tiendas de concreto. Nos mantenemos erguidos y orgullosos, y antes de que pasen demasiadas lunas corregiremos los errores que hemos permitido que nos sucedan.

Perdimos nuestro país. Nuestras tierras han caído en manos del agresor. Hemos permitido que el hombre blanco nos mantenga de rodillas. Lo que sucedió no se puede cambiar, pero hoy debemos trabajar hacia una América más humana, una América más Indígena, donde los hombres y la naturaleza vuelvan a ser importantes; donde prevalecen los valores Indígenas de honor, verdad y hermandad.

Ustedes hombres blancos están celebrando un aniversario. Nosotros los Wampanoags les ayudaremos a celebrar el comienzo de un concepto. Fue el comienzo de una nueva vida para los Peregrinos. Ahora, 350 años después, es el comienzo de una nueva determinación para el Estadounidense original: el Indígena Americano.

Hay algunos factores relacionados con los Wampanoag y otros Indígenas en esta vasta nación. Ahora tenemos 350 años de experiencia viviendo entre el hombre blanco. Ahora podemos hablar su idioma. Ahora podemos pensar como piensa un hombre blanco. Ahora podemos competir con él por los mejores puestos de trabajo. Estamos siendo escuchados; ahora nos ponen atención. El punto importante es que, junto con estas necesidades de la vida cotidiana, todavía tenemos el espíritu, todavía tenemos una cultura única, todavía tenemos la voluntad y, lo más importante, la determinación de permanecer como Indígenas. Estamos decididos, y nuestra presencia aquí esta noche es un testimonio vivo de que este es solo el comienzo del Indígena Americano, particularmente el Wampanoag, para recuperar la posición en este país que es legítimamente nuestra.

FUENTES: