Cuando el equipo médico del Indian Health Service, en Whiteriver, Arizona se enfrentó a la realidad de la pandemia, la población de la gran Reservación de la Tribu Apache White Mountain, estaban enfrentando un nivel de contagio diez veces superior a la media del estado. El gran aislamiento y las distancias entre casa y casa en la Reservación eran un reto para poder establecer una táctica de aproximación a un mecanismo de control de la pandemia.
Decidieron usar una herramienta básica de la epidemiología, el rastreo de contactos. El Whiteriver Indian Hospital, es una pequeña institución que sirve a una comunidad de más de 18 mil personas en una región geográfica desafiante. En esas áreas rurales, es común encontrar familias extendidas viviendo juntos, ocho o más personas viviendo en casas de dos habitaciones, por ejemplo. Se intentó instalar casas de campaña afuera de las casas, para aislar a los enfermos, pero compartir baños y utensilios para comer incrementó el contagio en casi 80%. Los ancianos de la tribu, viven en sus casas, por lo que es común que, al menos en cada casa, haya una persona de alto riesgo.
Por ahí comenzaron. Los médicos pronto se dieron cuenta de que viviendo en ese tipo de comunidad, ellos requerían hacer un rastreando contagios, y visitar los hogares de quienes dieron positivo en los exámenes de COVID-19. Se hizo seguimiento incluso de personas que dieron negativo, pero habían estado expuestas al virus, manteniendo un registro de su evolución. Uno de los principales síntomas que afecta a la región es la hipoxia feliz o silenciosa (una extraña condición muy común en pacientes con COVID-19, que provoca peligrosos índices de baja oxigenación, que no son percibidos por la persona infectada, hasta que ya es demasiado tarde). Por ello, en forma proactiva, según el artículo del New York Times, centraron su esfuerzo en tratar de ubicar a los pacientes con estos síntomas, para poder prevenir situaciones inmanejables por la distancia, y las dificultades de transporte, así como la carencia de equipos de respiradores artificiales en número suficiente.
Cuando el equipo médico del Indian Health Service se dio cuenta de la hipoxia feliz, intentaron algo simple: detectarla en forma temprana, y con ello, y oxígeno, podrían incluso manejar a los pacientes en sus casas. Ir a las casas, preguntar a las personas por sus síntomas, y usar uno de los aparatos más simples y baratos de auxilio del diagnóstico médico, un oxímetro de pulso, que es un medidor de niveles de oxígeno y pulso, y que no cuesta en el mercado más de 12 dólares.
Sólo estando ahí, en las casas, frente a los enfermos, observandolos, y acompañándolos a dar una pequeña caminata por la casa o el patio con un oxímetro en el dedo, pudieron detectar en forma temprana cientos de casos, manejarlos con terapias menos agresivas porque fueron detectados a tiempo, a menos costo, y sobre todo, provocando un fenómeno sorprendente. Si bien la Tribu tiene uno de los niveles más altos de contagio, también ahora, por el trabajo del equipo médico, tiene uno de los índices más bajos de muertes en el estado y el país.
Los médicos del Indian Health Service redactaron un artículo científico anunciando sus hallazgos. Los integrantes del equipo médico, hacen un abierto reconocimiento al compromiso y esfuerzo de los líderes de la Tribu, quienes han brindado el apoyo logístico y humano, para que el sistema de rastreo de contagios y atención personalizada a pacientes pueda dar estos resultados.
La presidenta de la Tribu, Gwendena Lee – Gatewood, ha hecho esfuerzos por contener la pandemia, manteniendo un estricto toque de queda por la noche, exigiendo el uso de cubrebocas, y proveyendo el apoyo a la comunidad. Bajo su liderazgo, el gobierno local de la Tribu ha ayudado a resolver el aislamiento, así como ampliar los alcances del internet y entregar Ipad a los estudiantes que estudian remotamente, mantienen una distribución de alimentos para ayudar a las familias. La comunidad se encuentra intentando retomar un cierto nivel de normalidad, incluso en las escuelas públicas, en donde han acondicionado las instalaciones para un posible regreso a clases.
Los médicos cierran, diciendo: “Covid-19 es una enfermedad nueva que necesita enfoques novedosos. Pero nuestra experiencia ha demostrado que nada sustituye a la prestación de servicios de acuerdo con los principios básicos de la medicina y la salud pública. En nuestro sistema de atención médica actual, tocar puertas y hablar con los pacientes puede ser el enfoque más novedoso de todos.”
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