El legado de las y los Ajq’ij: Un puente entre el pasado y el presente

En el corazón de los pueblos indígenas de Guatemala, resuena el conocimiento ancestral de las y los terapeutas mayas, quienes, como guardianes de una sabiduría milenaria, cuidan de la salud y el bienestar de sus comunidades. Las y los Ajq’ijab’ (contadoras y contadores del tiempo) no solo sanan el cuerpo, sino que también cuidan del espíritu, manteniendo viva la conexión con la Madre Tierra y la memoria de nuestros antepasados.

En Amatitlán vive Nan Amalia Tum. Aunque no es originaria de este municipio, nació en Patzún, Chimaltenango, a 90 kilómetros de donde reside actualmente. Creció en el seno de una familia católica. Después de una enfermedad descubrió la cosmovisión de sus ancestros, su linaje y prácticas que la conectan con sus raíces. Fue así como comprendió que su misión de nacimiento era ser una contadora del tiempo, una Ajq’ij, guardiana de saberes antiguos que vinculan el presente con el pasado.

Nan Amalia me cuenta que, en la cosmovisión maya, el ser humano es un elemento más dentro de todo el cosmos y parte de su misión es realizar ceremonias para la tierra, los solsticios, para pedir y agradecer por la lluvia, para pedir por las siembras y agradecer por las cosechas, para agradecer por la vida cada día.

Su don como contadora del tiempo, como ella misma lo describe, es:

“Dar el respeto a la vida, dar el respeto a todo lo que nos rodea, a todo lo que existe sobre la Madre Tierra, pero en especial, a buscar la armonía y el buen vivir con la comunidad”.

La colonización, la guerra, el despojo de los territorios y la contaminación de los recursos naturales han causado que la tierra sea infértil.

Nan Amalia dice que la infertilidad de nuestra tierra es una protesta de la Madre Tierra, es la Madre Tierra exigiendo respeto, es la Madre Tierra exigiendo un poco de conciencia humana individual y colectiva.

En el libro ¿Yab`il xane K`oqil? / ¿Enfermedades o Consecuencias? (Asociación Médicos Descalzos, 2012), un manual para la práctica de la medicina maya elaborado por la Asociación Médicos Descalzos con la colaboración del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de Guatemala y las comunidades mayas, se documenta detalladamente el uso de plantas medicinales, ceremonias y prácticas que han sido transmitidas de generación en generación.

«El conocimiento de nuestras abuelas y abuelos, guardado en el corazón de la tierra, nos guía en el camino de la sanación y el equilibrio.» – Yabil Xane koqil

El Ministerio de Salud de Guatemala aún se encuentra trabajando para integrar esta interculturalidad y prácticas ancestrales en el sistema de salud del país. Nan Amalia ha participado, desde 2011, en varias mesas técnicas para poder crear una iniciativa y que tanto el Estado como el pueblo de Guatemala reconozcan las diferentes prácticas ancestrales que hay en los diferentes pueblos. Sin embargo, en un país donde el racismo sigue siendo una problemática actual y muy enraizada, no se han logrado avances significativos.

En tiempos modernos, las y los Ajq’ijab’ siguen siendo coadyuvantes de salud y bienestar, especialmente en las comunidades rurales donde el acceso a la medicina moderna puede ser limitado. Su enfoque ancestral, que considera tanto el cuerpo como el espíritu, ofrece una visión completa de la salud que va más allá de lo físico.

La Resiliencia Durante la Pandemia del COVID-19

Durante la pandemia del COVID-19, la relevancia de las y los terapeutas mayas se hizo aún más evidente. Con sus plantas medicinales y rituales, proporcionaron alivio y esperanza en un tiempo de incertidumbre. Utilizando el conocimiento ancestral, las y los terapeutas emplearon plantas como el jengibre y el ajo por sus propiedades antivirales, y el eucalipto para aliviar problemas respiratorios.

Además de los tratamientos físicos, también ofrecieron apoyo emocional y espiritual a través de ceremonias de fuego y temazcales, ayudando a reducir el estrés y la ansiedad que afectaron a muchas personas durante la pandemia.

«En el fuego sagrado encontramos la purificación del espíritu, en las plantas medicinales, la curación del cuerpo.»Yabil Xane koqil

Nan Amalia nos cuenta que, a pesar de los beneficios de estas prácticas ancestrales para la comunidad, nadie las reconoce formalmente. Sin embargo, lo que a ella le llama la atención es que, a pesar de no ser reconocidas, las farmacéuticas han empezado a utilizar ingredientes naturales, como el limón, el jengibre y la miel, en jarabes naturales que ahora publicitan.

Las y los terapeutas mayas nos enseñan que la salud es un equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Nos recuerdan que la naturaleza nos ofrece todo lo que necesitamos para sanar. Cada planta, cada práctica, cada palabra de nuestros Ajq’ijab’ está impregnada de la sabiduría de nuestros ancestros.

El papel de las y los terapeutas mayas va más allá de la medicina, son guardianes de los conocimientos milenarios sobre el tiempo, la vida y la salud. Su misión de vida nos conecta con nuestras raíces, manteniendo viva la memoria de nuestros ancestros y asegurando que su sabiduría no se pierda.

«Somos los hijos de la tierra y del cielo, portadores de un legado que nos llama a cuidar y sanar a nuestra comunidad.»Yabil Xane koqil

En un mundo que a menudo olvida sus raíces, las y los terapeutas mayas nos recuerdan la importancia de mirar hacia atrás y honrar el camino recorrido por nuestros ancestros. En cada planta, en cada ritual, en cada palabra, llevamos con nosotros la voz de nuestro linaje sagrado, guiándonos hacia un futuro enraizado en el amor, la sabiduría y el respeto hacia todo lo existente en este planeta Tierra.

“Somos los elementos, nacemos, crecemos y retornamos. En el momento que retornamos nuestro cuerpo vuelve a la Madre Tierra y es tu espíritu el que se queda guiando.»Nam Amalia Tum

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

Asociación Médicos Descalzos (2012). ¿Yabil xane Koqil? / ¿Enfermedades o Consecuencias?. Ciudad de Guatemala, Guatemala: Fundación Cholsamaj

Autores
Karla Vanesa Ordoñez Sánchez

Karla Vanesa Ordoñez Sánchez

Karla Vanesa Ordoñez Sánchez, documentalista y fotoperiodista, nació en 1997, en un barrio urbano marginalizado de la periferia de la ciudad de Guatemala. Con aspiraciones a ejercer como periodista pero con dificultades económicas y pocas opciones para elegir, Vanesa se gradúa a nivel medio como Bachiller en Ciencias de la Comunicación con orientación en locución, en el Centro Educativo Montenevado, lugar que sus padres pagaron con arduo trabajo. nicia a incursionar en el mundo del documentalismo estudiando en el año 2017 en la Escuela de Cine Casa Comal obteniendo el diploma de “Cine y Televisión”. Además de estos proyectos ha trabajado como consultora para diversas organizaciones no gubernamentales realizando proyectos institucionales en el cual ha documentado actividades, procesos e implementación de proyectos y programas. También es integrante activa del Colectivo Festivales Solidarios.

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