El realismo mágico no nos salvará: Rompiendo el mito de las soluciones basadas en la naturaleza, el comercio de carbono y el capitalismo climático

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DE LOS EDITORES: Esta es una traducción al español de un extracto del libro de Required Reading: Climate Justice, Adaptation and Investing in Indigenous Power, publicado con permiso de la Campaña por la Justicia Climática de NDN Collective. El libro está pensado como «una guía práctica para políticos con experiencia y defensores de organizaciones de base por igual para establecer soluciones equitativas y significativas a la catástrofe climática.» Para obtener más información sobre el libro o comprar una copia (en inglés), visite el sitio web de NDN.

Photo. NDN Collective

Tan solo recientemente, desde el desarrollo de la primera bomba nuclear, los humanos hemos tenido la capacidad de destruir toda la vida en la Madre Tierra.

Aquellos que toman decisiones a nivel mundial tienen la obligación de garantizarnos que no tomarán decisiones que destruyan el futuro de toda la vida. Como abuela indígena es importante para mí que todos los y las bebés y los que vendrán puedan tener un futuro seguro y sostenible.

La organización Idle No More en la bahía de San Francisco desarrolló un ejercicio de justicia climática llamado «El río del tiempo».[1] Nos gusta compartirlo con participantes [de talleres] para que puedan imaginarse un mundo seguro, sostenible y equitativo, el que desean obtener para ellos y generaciones futuras hasta el año 2100. Se coloca un rollo de papel en la pared y se lo divide por décadas, comenzando con el año 2090 y vamos hacia atrás hasta el año actual. En el papel se escriben las ideas de los participantes. Comienzan con el año 2090 para dejar que sus mentes sean libres de imaginar un mundo hermoso que incluye el principio de precaución ambiental, —establecido por los pueblos indígenas—o la necesidad de considerar a las próximas siete generaciones en la formulación de cada nueva idea.

La imaginación de los participantes a menudo genera una sociedad saludable en la que vivimos en relación recíproca con el mundo natural y nuestros parientes no humanos, y donde los ecosistemas tienen derechos junto a sus guardianes humanos para defenderlos en su nombre. Se imaginan un mundo justo sin prisiones, corporaciones, capitalismo y los daños que estos sistemas han causado a la humanidad y al sistema sagrado de la vida. Se imaginan el mundo de nuestros antepasados ​​antes de la colonización cuando la gente seguía las Instrucciones Originales.[2] El aire es limpio, la comida abundante, una persona puede beber de cualquier río, lago o arroyo, y existen protocolos indígenas que la gente sigue en lugar de leyes, tribunales y cárceles. En su imaginación, todavía recordamos el mundo de nuestros antepasados.

Quieren hacernos creer en un tipo de realismo mágico donde debemos confiar en soluciones que aún no han sido inventadas, o que no se han sido demostradas, para mitigar la disrupción climática…promovidas directamente por las industrias de los combustibles fósiles.

En este momento, sin embargo, estamos lidiando con proyectos corporativos extractivistas que dañan lo que todos necesitamos para simplemente existir. Décadas antes de que se conociera la relación entre los combustibles fósiles y la disrupción climática, los pueblos indígenas de todo el mundo ya se estaban resistiendo a los proyectos de combustibles fósiles. Todavía estamos lidiando con los impactos de la extracción de uranio, la extracción de oro y otros extractivismos. Hemos arriesgado nuestras vidas y sufrido arrestos por proteger los derechos de los tratados, el agua, futuras generaciones de toda la humanidad, a nuestros parientes no humanos y a las entidades naturales. Personas como yo, y probablemente tú, comprendemos que debemos alejarnos de lo que daña los sistemas sagrados de la vida. Este proceso debería haber comenzado hace décadas, ya que sabemos que para que la vida sobreviva en nuestra Madre Tierra debe haber cambios dramáticos y profundos en la forma en que vivimos. La mayoría de nosotros tendremos que hacer grandes sacrificios para garantizar un futuro seguro y sostenible a fin de garantizar la supervivencia de las próximas siete generaciones.

Cuando miramos a aquellos que toman las decisiones del mundo acerca del cambio climático, vemos que la gran mayoría vive en las llamadas «naciones desarrolladas» y son personas mayores blancas. En las Américas y en otros lugares, son personas provenientes de países donde la riqueza se creó en base a tierras robadas de pueblos indígenas y construidas por personas secuestradas y esclavizadas. Son personas privilegiadas que mantienen el status quo y a la clase empresarial. ¿Podrían también ser personas sin visión ni imaginación para llevar adelante el sagrado sistema de vida? ¿Es posible que estén tan comprometidos con los sistemas de opresión y devastación que no pueden imaginarse transitando un camino que garantice la seguridad? Hasta hace poco, muchos de estos tomadores de decisiones no tenían experiencia personal con la disrupción climática. Eso está cambiando rápidamente con incendios, inundaciones, tormentas y más que han afectado a sus propias comunidades. Uno pensaría que con estas experiencias comenzarían a frenar nuevos proyectos de combustibles fósiles, harían lo necesario para crear una energía e infraestructura seguras y sostenibles, invertirían en una agricultura que no siga contribuyendo con el problema, etc. Si bien algo de eso está sucediendo, no es a la escala necesaria para mantenernos a salvo. La gente sigue muriendo y perdiendo sus hogares y sus modos de vida. Nuestros parientes no humanos se están extinguiendo.

Muchos de esos tomadores de decisiones quieren hacernos creer en un tipo de realismo mágico donde debemos confiar en las soluciones que aún no han sido inventadas, o que no se han sido demostradas, para mitigar la disrupción climática. Para algunos, es fácil traer estas falsas soluciones a la mesa. Permiten que las corporaciones que causan daños continúen destruyendo lo que simplemente necesitamos para existir.

Muchas de estas soluciones falsas son promovidas directamente por la industria de los combustibles fósiles, una industria que ha mentido a gobiernos y a los pueblos por décadas. Esta es una industria que encubrió lo que sus propios estudios científicos mostraron sobre la inminente disrupción climática. Es un tipo de codicia y corrupción nunca antes vista en el mundo. Quizás ellos también estén viviendo en un mundo de realismo mágico. Uno en el que ellos y sus descendientes sobreviven y el resto de nosotros ya no estamos aquí para señalar a los culpables con el dedo. Esa suposición es falsa. O encontramos todos juntos un camino a seguir, o aquellos de nosotros que sobrevivamos, viviremos en la miseria con los efectos exponenciales del cambio climático inducido por el hombre.

Las soluciones falsas es lo que permite que gobiernos y corporaciones sigan matando a las personas y las entidades naturales. Las soluciones falsas necesitan ser evidenciadas para poder descartarlas, a fin de que se lleven a cabo soluciones reales, soluciones difíciles, soluciones que sostendrán la vida en la Tierra.

Aquí me gustaría disipar los mitos sobre las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) y el Comercio de Emisiones de Carbono, con el que a menudo se las asocia.

Al igual que el “desarrollo sustentable” 20 años antes, SbN es la palabra que más recientemente se ha puesto de moda, creada por las corporaciones. Es peligrosa precisamente porque parece una excelente manera de mitigar el cambio climático al seguir el diseño de la propia naturaleza, pero en última instancia, es solo marketing. Es otra forma deliberada de “greenwashing” o lavado verde.

Las SbN surgen de la Conferencia de las Partes (COP) de la ONU, que no solo reconoce que la naturaleza es propiedad, sino que también define soluciones basadas únicamente en la mercantilización de los procesos de la naturaleza.

Definidas vagamente, las SbN surgen de la Conferencia de las Partes (COP) de la ONU, que no solo reconoce que la naturaleza es propiedad, sino que también define soluciones basadas únicamente en la mercantilización de los procesos de la naturaleza (también llamados servicios ecosistémicos por los cínicos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y los planes corporativos). Esta ideología (implementada a nivel nacional con la ayuda de grupos como el US Climate Alliance) dice que solo podemos valorar a la naturaleza cuando podemos ponerle precio. Por lo tanto, el único valor que tiene un árbol es cuando lo cortan y lo convierten en madera o en un producto similar.

Las SbN están siendo aplicadas sin el Consentimiento Comunitario de los pueblos indígenas, sin un plan para su necesario consentimiento en muchos lugares. Esto es violatorio del Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) de los Pueblos Indígenas bajo la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (DNUDPI).

Otras soluciones basadas en la naturaleza incluyen estafas Ponzi de carbono tales como: fijación de precios de emisiones del carbono, mercado y comercio de emisiones de carbono, compensaciones por emisiones de carbono, créditos de carbono, comercio de emisiones y sistema de límites e intercambio de bonos de carbono. De acuerdo a Naciones Unidas, REDD significa Reducción de las Emisiones Derivadas de la Deforestación y la Degradación de los Bosques. Este plan hostiga a los pueblos indígenas que habitan en los bosques y limita o elimina su capacidad para administrar sus territorios de la manera en que lo han hecho durante miles de años. El comercio de emisiones de carbono es una solución falsa que mercantiliza lo que los árboles ya están haciendo, absorber el carbono, lo que esencialmente es ponerle un precio al aire.

El ajuste de precios para emisiones de carbono es producto del “greenwashing y desvía la atención de las soluciones REALES y JUSTAS, que en este caso sería asegurar que los pueblos indígenas que habitan en los bosques tengan la plataforma necesaria para proteger sus propios territorios, así como todos los bosques.

Como se redactó en un informe del Indigenous Environmental Network, sobre la “Legislación basada en los derechos para el cambio sistemático” (Rights Based Law for Systematic Change):

«Reconocer a la Tierra como un sistema vivo, del que los seres humanos somos parte, en lugar de como propiedad humana para ser poseída y destruída, es un cambio fundamental del capitalismo climático arraigado en el ADN de los acuerdos comerciales, las políticas ambientales y los tratados en todo el mundo—incluido el Acuerdo de París. Si queremos encontrar una solución al cambio climático, debemos dejar de tratar a la Tierra como a una mercancía y dejar de ponerle precio a los procesos del mundo natural».

No necesitamos soluciones falsas disfrazadas de «soluciones basadas en la naturaleza». Los Derechos de la Naturaleza (DN), también llamados Derechos de la Madre Tierra, es un movimiento que proviene de las Instrucciones Originales de los pueblos indígenas sobre cómo vivir una relación apta dentro del sistema sagrado de la vida.

Por ejemplo, los DN ven al cambio climático como la Tierra exigiendo cambios al sistema humano; es un llamado de atención para sacudir las viejas formas que nos han llevado hasta este momento y crear economías locales vibrantes que sean respetuosas de los ciclos de vida de la Madre Tierra y el Padre Cielo. Significa alejarse del panorama legal que ha permitido a la industrialización tratar a los ecosistemas como a una propiedad para ser poseída y destruída. DN define derechos legales para los ecosistemas para «existir, florecer y regenerar sus capacidades naturales». Estas leyes desafían el estatus de la naturaleza como mera propiedad y detienen el tipo de desarrollo que interfiere con la existencia y vitalidad de los ecosistemas. Proporciona un marco legal para una relación ética y espiritual con la Tierra y el Cielo.

Aquellos que están alineados con las instrucciones originales, que entienden que somos simplemente una pequeña parte del sistema natural, saben que las soluciones falsas no van a proporcionar un mundo sostenible para las futuras generaciones. Los pueblos indígenas tienen un historial multigeneracional de sentirse horrorizados por las ideas que trajeron los colonizadores a nuestras tierras. Hemos sido testigos de los abusos del capitalismo sobre lo que amamos tanto. La humanidad debe unirse y pasar del modelo colonizador, capitalista y jerárquico a una forma de vida sana y equilibrada dentro de las leyes naturales de la Madre Tierra. Lo que se requiere es una completa reinvención de cómo vamos a ser y cómo vamos a avanzar. Los pueblos indígenas tienen conocimientos previos a los conceptos de propiedad privada, colonización y capitalismo. Tenemos un mejor camino hacia adelante. Estamos aquí. Estamos disponibles.

Sería prudente recordar en este momento crítico de la historia humana que la Madre Tierra no negocia.

[1] Idle No More  en la bahía de San Francisco es un grupo de pueblos indígenas y aliados que trabajan por un aire limpio, el agua, la tierra y un vibrante y saludable futuro para los que vendrán.

[2] Las Instrucciones Originales es la acumulación de miles de años de Conocimientos Ecológicos Tradicionales (CET) adquiridos por los pueblos indígenas sobre cómo vivir en una relación respetuosa y recíproca de acuerdo con las leyes de la Madre Tierra.

Autores
Pennie Opal Plant

Pennie Opal Plant

Pennie Opal Plant, es de ascendencia Yaqui, Choctaw y Cherokee y europea. Es cofundadora de Movement Rights, Idle No More de la bahía de San Francisco, y es signataria del Indigenous Women of the Americas Defending Mother Earth Treaty. Ha sido protectora y defensora de la Madre Tierra y del sagrado sistema de vida durante más de 40 años.

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