Geografía Crítica como espacio de lucha social y resistencia

Entrevista a Gabriela Ruales, miembro del Colectivo Geografía Crítica del Ecuador

Cómo surge Geografía Crítica y cuéntanos el rol que ustedes juegan acompañando a los pueblos indígenas en la defensa del territorio y contra el extractivismo

El Colectivo de Geografía Crítica surge en el año 2013, aproximadamente 2012-2013, y surge precisamente para hacer un cuestionamiento a la forma de entender o de hacer la geografía en el Ecuador desde una lógica estatal, nacional del estado-nación, de un ordenamiento territorial, para disponer o para ordenar los territorios, desde una lógica estatal-empresarial extractivista de agronegocios. Es decir, en función del capital o del ordenamiento desde una lógica más mercantil urbana-urbanística.

Entonces, el colectivo surge de esta idea crítica de cuestionar esta manera de entender la geografía en el Ecuador, y luego nos ampliamos también a articular con otros territorios más allá del Ecuador. El colectivo surge precisamente desde ese reconocimiento de lo que se ha generando geográficamente, espacialmente, territorialmente, y las relaciones que se configuran en esa mirada espacial. Desde el inicio nosotras y nosotros como colectivo, empezamos a apoyar las luchas en los procesos organizativos, precisamente desde este análisis crítico de la realidad, que quiere imponer el estado y el capital.

Nuestro trabajo se vio enfocado en articularnos con las organizaciones sociales, con los movimientos sociales, y obviamente esto implica una articulación con las luchas de los pueblos indígenas en el Ecuador, que es donde estamos principalmente colocando y poniendo nuestro trabajo. Entre nuestros primeros trabajos, desde el inicio, fue el apoyo a las luchas anti-extractivistas en la Amazonía ecuatoriana, especialmente, con el tema petrolero, y en los últimos años hemos estado vinculándonos mucho más al tema anti-minero, porque también la minería se está profundizando en el país.

Desde que nació el colectivo hasta la actualidad, hemos fortalecido y vinculado nuestro apoyo del trabajo que realizamos para fortalecer la lucha en los procesos organizativos y para construir otra cartografía, otra mirada de los territorios, de la geografía del espacio y de las relaciones que se dan en en el espacio. 

Cuestionando la lógica estatal-capital pero también poniendo énfasis en las otras relaciones que existen en los territorios que no responden a estas lógicas del estado y del capital. Este ha sido nuestro trabajo en estos años.

Todas y todos habitamos un espacio, todas y todos somos geografía, hacemos geografía porque estamos habitando un lugar y somos lugar: o sea nuestro cuerpo es espacial y construye un espacio. 

El colectivo ¿está conformado por académicas y académicos o también son activistas que han sido entrenados para hacer el mapeo?

Es un colectivo de militancia, o sea de activismo, pero surgió como un espacio de militancia, de poner nuestro trabajo para la lucha y la protesta social, el movimiento social. Es un espacio de militancia principalmente. No todas somos geógrafas (yo no soy geógrafa) pero creo que eso enriquece el espacio del colectivo porque podemos tener una mirada desde diversas disciplinas, desde diversas apuestas políticas y de vida. También, la mayoría de quienes conformamos el colectivo somos parte de otros espacios organizativos. Yo vengo del movimiento feminista en el Ecuador, por ejemplo, y así otras compañeras que también vienen del movimiento feminista, o de la lucha agroecológica, o del movimiento ecologista. Y también hay compañeras y compañeros que están en la academia, y claro, está conformado también por gente que sabe de geografía, que hace mapas, que maneja el SIG [Sistemas de Información Geográfica], o sea que ha estudiado geografía como carrera.

Así nos diversificamos en el colectivo, y así vamos trabajando y colocando también otro tipo de análisis, de mirada sobre el trabajo que hacemos. 

Me podrías dar un par de ejemplos de lo que Geografía Crítica ha estado haciendo para apoyar la lucha social. Estoy pensando, por ejemplo, en el trabajo que han estado haciendo sobre el avance del extractivismo durante la pandemia y también, el mapeo de la represión durante el paro nacional de Octubre del año pasado. 

Los últimos trabajos este año, hace unos días precisamente, realizamos tres foros virtuales para hacer el lanzamiento de estos informes que hicimos durante el año 2018 y 2019 en algunos territorios de la Amazonía, donde hay conflictos por el extractivismo petrolero y minero. Esto se hizo con un levantamiento de información con la Defensoría del Pueblo del Ecuador y con otras organizaciones locales.

Nuestro trabajo era también, hasta antes de la pandemia, ir a los distintos territorios para hacer mapeos desde la cartografía tradicional, que es la cartesiana, y entonces hacer procesos de mapeo con cartografía social y también desde la geografía feminista y con otras metodologías que hemos ido adaptando a nuestro trabajo. Esto nos llevó a hacer seis informes y lanzarlos en nuestros primeros foros virtuales, así por los tiempos en los que estamos viviendo.

Pero tenemos también otros trabajos previos donde hemos publicado información, publicado estos mapas y comunicado el trabajo que se ha realizado para tener estos productos, estos mapeos finales. Hemos trabajado mucho en el Yasuní, por ejemplo, en distintas épocas, levantando datos, yendo al territorio, articulándonos con otros colectivos de geografía que levantan la información satelital. Entonces también hemos articulado nuestro trabajo con otros espacios, con otros colectivos, con otras organizaciones de geografía, pero también diversas. Ese ha sido nuestro trabajo para fortalecer también la lucha y la difusión de este trabajo que realizamos. 

¿Cuál crees tú que ha sido el proyecto más exitoso hasta ahora, donde han podido tener cierta incidencia?

El trabajo feminista que hemos colocado y realizado en el colectivo ha sido bastante importante, y yo creo que por ese lado hemos tenido bastantes logros… De alguna manera para la difusión, para la denuncia y para el apoyo y articulación con otros colectivos y organizaciones. 

Por ejemplo, nosotras iniciamos en el año 2016 y hasta fines del 2017, el mapeo de los feminicidios en el Ecuador, en articulación con otras organizaciones y colectivos, y eso para nosotras sí es algo importante porque fue el primer mapeo sobre feminicidios que se realizó en el Ecuador, así desde un colectivo o una organización social, en articulación con otras compañeras feministas. Y eso empezó a hacerse más visible y apoyó a la lucha contra los feminicidios. Fue un trabajo inspirado con las compañeras de México que ya venían desde años atrás haciendo estos mapeos de los feminicidios, o haciendo acciones más concretas desde el análisis espacial, de cómo suceden los feminicidios, y cómo se impregnan en los cuerpos y en las vidas de las mujeres, o de otros géneros, que finalmente se consideran también asesinatos por feminicidio.

También estuvimos levantando información sobre los casos de violencia contra las mujeres y eso nos permitió hacer también visible esta realidad. Los mapas, lo que nos permiten es graficar, es mostrar la realidad de una manera gráfica que visualmente impacta, te da otra información que no te dan los datos simples, los datos de números y letras. Un mapa lo que te hace también es una síntesis gráfica que te permite tener una mayor difusión y tal vez un mayor impacto también socialmente en esa difusión.

Lo mismo hicimos del mapeo de la de la criminalización del aborto en el Ecuador, porque aquí está criminalizado, en varias causales, y eso también ayudó a la lucha por la despenalización del aborto, ese trabajo gráfico de análisis territorial.

Sobre el tema del extractivismo y el apoyo a las luchas de los pueblos indígenas, el tema del Yasuní es un referente. Por muchas cosas el Yasuní se ha convertido en una lucha muy grande. Los mapas que hemos hecho han servido para apoyar a esa lucha más grande, y eso nos ha servido también para llegar a procesos de juicios y audiencias que se han hecho contra el estado, por ejemplo. 

En apoyo al pueblo Waorani este año también. Uno de los trabajos que hemos hecho es apoyar en el juicio que el pueblo Waorani le hizo al estado ecuatoriano, porque se hizo visible que el estado ecuatoriano ha estado construyendo durante la pandemia una carretera que se está acercando a la zona intangible de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario. Esa amenaza de la carretera y también la cantidad de casos de COVID-19 en el territorio del Yasuní, y en general, da  cuenta de cómo en la actividad petrolera ha estado también influenciando que esa expanda mucho más, porque la actividad petrolera, minera, en la agroindustria, no ha parado, no han hecho cuarentena en lo absoluto.

Eso llevó a que el pueblo Waorani genere una demanda contra el estado ecuatoriano, y ahí también apoyamos con nuestros mapas que estaban indicando cuáles son las zonas que han sido afectadas previo a la pandemia y durante la pandemia, y como la expansión de la carretera está amenazando a la vida, incluso de los pueblos en aislamiento voluntario. 

Principalmente, nuestro trabajo lo que quiere es fortalecer la lucha social, la denuncia, y molestar a quienes están manejando este tipo de políticas y prácticas en los distintos territorios, incluyendo los cuerpos, nuestros cuerpos, como ejercicios de poder y atravesados por el capitalismo.

Mencionaste el mapeo cartesiano vs. el mapeo feminista. ¿Cuál es la diferencia entre esos dos?

El mapeo cartesiano es el que más se ha difundido, el que más está presente en el mapeo que se hace del mundo en general. Es este mapeo que surge para, por ejemplo, la colonización de los espacios: son mapas que nos indican territorios vacíos, sólo de las geografías, de la hidrografía, de estos territorios carentes de todo lo que en los territorios ocurre, todo lo que espacialmente ocurre. Son estos mapas georeferenciados que al final son útiles, son una gran herramienta para conocer cómo es el planeta, cómo son las distintas latitudes, etcétera. Pero de lo que carecen es de colocar ahí precisamente otras relaciones sociales, humanas, las relaciones de poder, o las relaciones entre las personas con la naturaleza, entre los pueblos, los conflictos que ahí existen. No son mapas sólo con límites, sino para que existan esos límites hay una historia. Es decir, son mapas que también carecen de la historia de estas relaciones. Para que un país llegue a tener esos límites hay una historia, o mientras sus límites existen, hay diversidad de relaciones, conflictos, acuerdos, desacuerdos, etcétera. 

Lo que coloca la Geografía Crítica, la cartografía social, la geografía feminista, es precisamente ese análisis que la que la geografía cartesiana, al mapeo cartesiano le hace falta. La cartesiana es más bien útil para el ejercicio del poder, del poder militar, del poder extractivista, del poder estatal, para configurar los espacios para ese tipo de proyectos. En cambio la cartografía en la que nosotras creemos y en la que trabajamos, y de la que estamos aprendiendo permanentemente, lo que quiere es precisamente mirar, observar, y que se mire este tipo de diversas relaciones mundos y universos que existen espacialmente.

Este ejercicio de hacer Geografía Crítica descolonizadora, ¿existe en otros países? Entiendo que ustedes han estado en comunicación con otros colectivos. 

La Geografía Crítica pues ya lleva mucho tiempo, muchos años, más bien nosotros hemos ido aprendiendo desde el inicio. Decíamos, hace falta aquí también colocar el análisis crítico desde la geografía como disciplina pero también como una práctica de vida. Todas y todos habitamos un espacio, todas y todos somos geografía, hacemos geografía porque estamos habitando un lugar y somos lugar: o sea nuestro cuerpo es espacial y construye un espacio. 

Entonces en la Geografía Crítica para nosotras entre los referentes están la geografía de Brasil. En Brasil hay muchísima gente y mucha historia de Geografía Crítica, son nuestros referentes, son a quienes hemos estudiado y de quiénes hemos tomado también muchas ideas y propuestas.

Estos últimos años hemos conocido colectivos de Geografía Crítica de varios países de América Latina. El año pasado hicimos en Ecuador un “Encuentro de Geografía Crítica y Autónoma” y ahí claro nos conocimos con gente de Chile, de México. Hay varios colectivos también o personas que se han dedicado a la Geografía Crítica. De Costa Rica, de Colombia, de Guatemala. La Geografía Crítica se ha ido diversificando… En EEUU conocimos también compañeras y compañeros. 

Foto: Orangotango

Y también hay un trabajo de un colectivo de Alemania que se llama Orangotango que hizo un trabajo que se llama No Atlas, que es un trabajo increíble porque se dedicaron a identificar colectivos o personas que hacen cartografía crítica, Geografía Crítica. Sacaron un libro súper grande y ahí colocan el trabajo de diversos colectivos que han encontrado en América Latina, en el norte, al sur, en Europa, etc. Estamos súper contentas y contentos porque la Geografía Crítica tiene mucha historia. Me parece bien importante porque están haciendo trabajos importantes, y que precisamente apoyan a la resistencia, a la lucha social, a la movilización, y a la identificación de otras de otras formas de hacer el mundo y de habitar el mundo.