Honduras: El Guancasco lenca, un ritual de paz entre pueblos indígenas

Antes de la llegada de los españoles al Abya Yala, los pueblos indígenas sostenían dinámicas culturales propias, tan antiguas como más de dos mil años antes de nuestra era, en algunas áreas incluso más antiguas. Con la llegada de los españoles, todo fue profanado:  pueblos, culturas, antecedentes (pirámides, códices, lenguas, tradiciones, representaciones escritas, artísticas).

Hay un pueblo en la cintura del Abya Yala que casi perdió todo: sus edificios fueron destruidos, su lengua fue prohibida, sus vestigios, incluso sus escritos y vasijas destruidas (muchos de los cuales fueron amablemente “salvados” en los 1960s por el Cardenal Lorenzo Antonetti, nuncio apostólico que puso un museo personal en Génova para exhibir sus “hallazgos”). A pesar del saqueo y la agresión, el Pueblo Lenca pudo conservar su identidad, su vestimenta colorida, pero sobre todo su potente espíritu comunitario, generoso, único.

Un ritual del Pueblo Lenca que sobrevivió es el Guancasco, un ritual de Paz entre Pueblos Indígenas que era usado como instrumento de reconciliación y resiliencia entre comunidades. Con los años, incluso para su sobrevivencia, el Pueblo Lenca rodeó el ritual de imaginería católica, y poco a poco la iglesia se fue tomando la celebración como suya. Como un acto más de rebeldía, los Lencas usaron la imagen de un Cristo Negro para ser usado en sus celebraciones, y lo sacan a pasear cuando hay Guancasco, cuando hay que ir a repartir Paz con los hermanos de los pueblos vecinos.

Fuera del alcance de curas y párrocos, los guardianes del Pueblo Lenca, en sus alcaldías tradicionales de La Vara Alta, resguardan con celo sus reliquias ancestrales que no son exhibidas y que sólo salen de sus sarcófagos para ser usados en un Guancasco. El ritual es simple, hermoso. Un día, se junta el pueblo en la plaza del pueblo, con sus mejores vestidos multicolores y sale al camino en procesión de chirimías, tambores, gritos y cantos, a buscar el camino que lleva a un pueblo vecino. Del pueblo vecino, sale también su gente con ánimos de encuentro, de paz, de concordia, y avanzando al ritmo de los más lentos, los ancianos del pueblo, ambas comunidades marchan a encontrarse en algún punto de la mitad del camino.

Cuando se encuentran hay dulce alborozo, ternura, música, abrazos, sonrisas, esperanza, copal, incienso, compartir la sensación de que la paz es posible, ahí, en medio del camino de tierra, en la humareda y la polvareda crece la paz como un árbol gigante que abraza y cubre a todos con su sombra.

Se comparten lo poco de comida que alguien trajo, el agua, la chicha, el pan que recorren de mano en mano, siempre poco pero siempre suficiente.

El Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), con Salvador Zúñiga y Berta Cáceres a la cabeza, aprendió pronto que la espiritualidad indígena es parte muy importante del desarrollo político del pueblo Lenca, y así la respetan, incorporando y transmitiendo esta enseñanza a las nuevas generaciones.

Si bien el Guancasco ha sido usado por la Iglesia Católica durante muchos años como un ritual de temporada más, carente de significado, el COPINH se propuso y ha logrado resignificar el ritual y darle un contenido político de reconciliación entre los pueblos, lucha por la vida y defensa de los territorios. Comenzaron a desarrollar sus propios Guancascos, fuera de las temporadas religiosas, con un significado  ritual político, de construcción de poder popular, de recuperación cultural, de reconciliación, e incluso de incorporación de nuevos pueblos a la organización.

El COPINH es una organización indígena ambientalista que protege las aguas de los ríos, los bosques contra la tala, la Tierra que alimenta y protege y los Territorios que dan identidad, cultura y fuerza a la comunidad. Han pagado con sangre: los asesinatos de Berta Cáceres (Premio Goldman 2015), Tomás García, Nelson García, Lesbia Urquía son muestra viva del sacrificio hecho por el Pueblo Lenca por preservar su cultura, su medio ambiente, su posibilidad de vivir en paz.

El Guancasco reconcilia, hermana, ayuda a crecer, impulsa iniciativas, une y ayuda a recordar a las hermanas y hermanos caídos en la lucha por la paz, la justicia, la reconciliación y la justicia.

Para más información: COPINH