El silbido del viento envuelve a los cerros y quebradas. Nos sentimos arropados y conmovidos por la mística de los arrullos que, en instantes, explosionan en gritos, hasta el sosiego. Así, una y otra vez. Son las voces de los antepasados anunciando su pervivencia en el territorio ancestral tastil.
En la provincia de Salta, a 106 km de su capital, yacen las ruinas sagradas de Santa Rosa de Tastil. En el interior del territorio también se encuentran Morohuasi y Corralito o Corral de Piedra. Estos lugares sagrados resguardan la historia de nuestros pueblos prehispánicos y testimonian su preexistencia.
Morohuasi y Corralito eran puntos de acopio de la producción del noroeste y el sur de la región, respectivamente. Por su parte, el conglomerado urbano preincaico hoy conocido como Santa Rosa, se extendía por 17 hectáreas copiosamente construidas que funcionaba como centro de intercambio y distribución de los productos que se elaboraban regionalmente, así como de aquellos otros provenientes de zonas alejadas como el litoral pacífico (Cigliano, 1973). Es decir, esta ciudad desempeñaba un rol clave en la organización del movimiento económico, los territorios y la interacción social entre la población local, los grupos que provenían de los valles, la puna, la llanura chaqueña y las corrientes de caravaneros que, con sus tropillas de llamas cargueras, viajaban desde largas distancias -atravesando las zonas puneñas, la selva y la costa- hasta asentamientos cabeceras para trocar sus bienes (Vitry et al., 2023).
La referencia a las piedras es ineludible para las personas de la zona al momento de hablar de su historia, cultura y territorio. “La gente de antes conocía y le daba mucho valor a las piedras, porque las que suenan se ocupaban para la comunicación y los petroglifos eran la escritura de la vida cotidiana”, recuerda Marcela que le decía su padre, quien ofició de guardián de estos antigales entre 1970 y 1995.
Igualmente, don Lucio Germán Zerpa, quien fue cacique general del Consejo Indígena del Pueblo Tastil por muchos años, hace énfasis en el vínculo especial que existe entre el Pueblo Tastil y sus lugares ancestrales. Desde su perspectiva, los antigales son más que simples sitios arqueológicos, son escenarios que conectan el pasado y el presente, ya que en ellos se siguen realizando prácticas que hacen a la vida cotidiana de los lugareños:
Los antigales son parte de nuestra memoria, parte de nuestra identidad. Ahí es donde vivieron nuestros antiguos y nosotros estamos al lado, y en algunos casos estamos viviendo sobre ese mismo lugar […] Este es el caso del sitio Incahuasi y la familia Cruz, quienes residen al ladito del antigal. Esta familia incluso hace uso de algunas de las construcciones del sitio o de los sistemas de conservación de semillas que fueron confeccionados siglos atrás y que aún sirven para conservar (2019, p. 131).
La cartografía ancestral abriga la espiritualidad más profunda. Los antigales forman parte del territorio comunitario, el lugar en donde se desarrolla la cultura y la vida desde tiempos inmemorables. Quienes conforman las comunidades actuales, especialmente los jóvenes y niños, transitan las huellas de sus ancestros, desandando la historia con el cuerpo, de modo que el pasado es presente y es futuro. El territorio acoge a los espíritus de sus predecesores, pero también a las “fuerzas” de las vertientes, quebradas, lagunas, cerros, ríos, churquis, cardones, molles, archas, garrochas, jarillas, sinquis, suris, zorros, vicuñas, quirquinchos, tarucas, lechuzas vizcacheras, etc.1 Y todas estas fuerzas hacen del territorio un cuerpo viviente, al que debemos respetar y proteger.
La integración de los sitios sagrados del Pueblo Tastil a proyectos arqueológicos
La magnitud de la ciudad tastileña llamó la atención de los investigadores a principios del siglo XX. El primer trabajo conocido sobre las “ruinas” es Antiquites de la region andine de la Republique Argentine et du desert d’Atacama (París, 1908) del arqueólogo sueco Eric Boman. Aunque la investigación más exhaustiva fue realizada entre los años 1967 y 1973 por Eduardo Cigliano, profesor de la Universidad Nacional de La Plata, Buenos Aires, junto a un vasto equipo multidisciplinario. También destacan los estudios del arqueólogo Rodolfo Raffino en 1990. En consonancia con estos trabajos, en 1975, se inaugura el Museo del Sitio Santa Rosa de Tastil y, en 1997, la ciudad ancestral es declarada Monumento Histórico Nacional. Actualmente, forma parte del Proyecto Qhapaq Ñan: sistema vial andino,2 un esfuerzo por investigar y conservar esta red de caminos ancestrales de 30.000 kilómetros que se extienden por Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
El territorio ancestral del Pueblo Tastil se despliega por distintos parajes y poblados de la Quebrada del Toro y la puna en el Departamento de Rosario de Lerma:3 El Alisal, Gobernador Solá, El Gólgota, San Bernardo de las Zorras, Las Cuevas, El Rosal, Potrero de Chañi, Alfarcito, Las Mesadas, La Quesera, entre otros. Además del Sitio Sagrado de Santa Rosa, Abra de Chaupiyaco, en Las Capillas, es otro punto del Qhapaq Ñan4 que se encuentra dentro de la propiedad comunitaria.
El desarrollo de proyectos arqueológicos como el que mencionamos suscita distintos sentidos y posicionamientos entre los residentes de los lugares, en parte, debido a que los mecanismos institucionales de coparticipación de los pueblos se efectivizaron de manera tardía. A nivel nacional, se creó la Mesa de Pueblos Indígenas del Camino Ancestral Qhapaq Ñan,5 que es considerado como un espacio de unión y diálogo entre los pueblos participantes, y de integración en la toma de decisiones, posibilitando también la articulación entre la arqueología y la mirada sociocultural de las comunidades indígenas. Manolo Copa, de la comunidad La Quesera, Salta, y Claudia Liliana Herrera Salinas, de la comunidad Guaytamari de Uspallata, Mendoza, referentes de la Mesa, hacen alusión a esto:
La creación de la Mesa Indígena ha sido un hito fundamental para los pueblos del Camino Ancestral, y está asociada con la oportunidad de reencontrarnos entre todos los territorios […] El diálogo intercultural, que tanto nos fortalece como Mesa pero que también fortalece al proyecto, al mismo INAPL [Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano] […] es también una forma de resistencia. El trabajo codo a codo con el INAPL y con las instituciones provinciales es parte de nuestra manera de cuidar nuestra cultura. El proyecto es, además, una gran herramienta para visibilizar a los pueblos preexistentes de los territorios por donde pasa el Camino Ancestral, y visibilizarnos no solamente como una cuestión del pasado, arqueológica, sino también como presente y futuro (2020: 64).
A nivel jurisdiccional, el Gobierno de Salta creó la Unidad de Gestión Provincial del Qhapaq Ñan, días después de que el camino ancestral fuese declarado como Patrimonio Mundial por la UNESCO en junio del 2014. Su institucionalización es el resultado de acciones previas de organizaciones civiles sin fines de lucro denominadas Unidades de Gestión Local, creadas para generar un espacio de trabajo cooperativo de gestión y conservación de los tramos de caminos y sitios arqueológicos. La conformación de dichas unidades responde a una política nacional de 2010 para promover un “ciclo de información –consulta – consenso” destinado a las comunidades involucradas en el proceso de patrimonialización, en el marco de la Ley N° 24071/92, que ratifica el Convenio N° 169 de la OIT. Este dispositivo legal llama a los pueblos a ejercer la propiedad sobre sus territorios y bienes naturales, por lo que los sujetos externos a las comunidades deben realizar una Consulta Previa, Libre e Informada antes de emprender cualquier actividad sobre los lugares ancestrales.
El Programa Qhapaq Ñan Salta coordinó la creación de cuatro Unidades de Gestión Local entre los años 2012 y 2014: Tastil (sitio arqueológico Tastil y subtramo Tastil-Potrero),6 Tolar Grande (complejo arqueológico del Volcán Llullaillaco), La Poma-Rodeo (sitio arqueológico Graneros de La Poma y subtramo Las Peras- Sauzalito) y Potrero de Payogasta (sitio arqueológico Potrero de Payogasta). Desde su funcionamiento, estos espacios organizan diversas actividades, por ejemplo, con instituciones educativas para visibilizar la historia del camino y la memoria de sus pueblos. Además, propician instancias de formación y de intercambio de conocimientos, lo que es muy valorado por las comunidades:
Por ejemplo, en Tastil, a través de la organización indígena Turu Yaco, hemos acompañado las tareas de conservación de la provincia. Tenemos una tradición pirquera [construcción de piedras apiladas] y siempre conservamos los caminos y sabemos cuál es el canto [forma y tamaño de la piedra] que va hacia el sol y cómo se coloca. Participar en [estas tareas] nos permitió enseñar nuestra forma de cuidar el Camino pero también aprender cosas nuevas. Muchas de las enseñanzas que nos dejaron para garantizar que los sitios perduren, las aplicamos también a otros lugares: es una forma de que nuestra memoria perdure mejor para nuestra descendencia (Copa y Herrera Salinas, 2020: 64).
Sin embargo, la memoria incomoda cuando la historia tropieza con astillas que punzan los pasos dados. Entre los hermanos tastileños todavía hace eco la nula predisposición que tuvieron el gobierno provincial y los encargados de la ejecución del proyecto del Museo del Sitio Arqueológico Tastil con las comunidades locales, para convocarlas y darles información al respecto. Si bien en esos años no existía una normativa que reconozca la preexistencia de los pueblos indígenas del país y, a la vez, ampare la soberanía sobre sus territorios, a partir de 1990, cuando comienzan a aparecer esos instrumentos legales, tampoco hubo un ademán inmediato por trabajar mancomunadamente con los referentes comunitarios. Transcurren muchos años hasta que el consenso se da, como veremos a continuación.
La continuidad en el presente. El patrimonio del Pueblo Tastil
Desde que las comunidades del Pueblo Tastil comienzan a organizarse -a mediados de 1990-, sus demandas se centran en la soberanía sobre su territorio ancestral, que está estrechamente vinculado al problema del reconocimiento identitario y cultural. Sus principales temores son el desalojo y el arrebatamiento de las tierras en donde sus familias residen desde tiempos que escapan a la memoria. Así lo testimonian las tumbas de sus ancestros. Otra preocupación que los aqueja es la práctica del huaqueo o saqueo de los tesoros que yacen en sus sitios sagrados de Tastil y Morohuasi.
Para afrontar con más herramientas estos problemas, en 2007, deciden constituir formalmente el Consejo Indígena del Pueblo Tastil.7 Un año más tarde, el INAI reconoce al Pueblo Tastil y, por consiguiente, cada comunidad puede iniciar el proceso de relevamiento territorial de acuerdo a la Ley N° 26160, que dispone la suspensión de desalojos y la ejecución del censo técnico, jurídico y catastral de la situación dominial de las tierras ocupadas por las comunidades indígenas del país. Ambos instrumentos son respaldos fundamentales a la hora de defender lo propio o salir a buscar el cumplimiento de un derecho.
Al mismo tiempo que el Pueblo Tastil avanza jurídicamente, en la provincia, se aprueba la ejecución del Programa Qhapaq Ñan: Sistema Vial Andino (2008).8 Si bien el proceso de postulación del camino ancestral en la UNESCO ya había comenzado en los seis países que atraviesa, en Salta, el equipo técnico del programa por primera vez iba a planificar y llevar a cabo formalmente las mesas de trabajo con las comunidades para lograr el consenso y su participación. Hasta su concreción transcurren algunos años, ya que, como mencionamos antes, las Unidades de Gestión Local se conforman a partir del 2012. Y en ese lapso de tiempo, varias familias de la zona experimentan una serie de atentados que podemos considerar como efectos directos del proyecto de reconocimiento patrimonial.
Las comunidades y el equipo del programa tuvieron que transitar un camino muy escarpado para llegar a un acuerdo. Desde la mirada de los primeros, el ejercicio arqueológico arremete en contra de su cosmovisión y espiritualidad. El huaqueo representa un despojo cultural y material. También transgrede la sabiduría en las recomendaciones de los abuelos y abuelas, quienes advierten que los antigales deben respetarse, porque las fuerzas que los custodian toman represalias en contra del que saqueae incluso la comunidad y el mismo territorio. Don Lucio Zerpa recuerda una historia que muestra las consecuencias de las huaqueadas:
En mi comunidad hay una abuelita que tiene 83 años que vive cerca de un sitio con evidencias de que fue habitado hace muchos años (hay dibujos, hay piedras bien acomodadas, etcétera). Esta abuelita cuenta que en determinada ocasión, hace como 50 o 60 años atrás, cuando ella era jovencita, una empresa desarrollaba un emprendimiento para sacar piedras calizas. Un día, uno de los empleados se quedó más tiempo, después del horario de trabajo, para sacar más […] y desde esa vez nunca más apareció, se perdió y nunca jamás lo encontraron. De acuerdo con esta abuelita, la tierra misma, el lugar ese mismo, chupó al hombre, porque se trata de un lugar de respeto. Por culpa de esto [la minería] ella misma fue afectada también, su propia vida fue afectada sin que ella tuviera algo que ver. La tierra comenzó a movérsele y se formaron pantanos donde antes no había. Sus animales se le empezaron a meter en estos pantanos y era trabajoso para ella sacarlos, y en algunos casos incluso se le perdieron.
Hay caminos de herradura y lugares ancestrales que las familias continúan usando con asiduidad. Pero cuando reciben un reconocimiento provincial, nacional e internacional, las comunidades muchas veces pierden el derecho sobre ellos. Las visitas en el sitio sagrado de Tastil están reguladas por el museo, lo que está bien porque es una forma de salvaguardar las huellas del pasado, pero las comunidades no pueden practicar sus ceremonias ancestrales en el sitio, como la Pachamama, en honor a los cerros en donde yace la ciudad y los ancestros que caminaban por sus caminos.
Emilse Tacacho y su equipo (2013) sostienen que, desde la postulación del sitio sagrado Tastil como Patrimonio de la Humanidad, la mirada empresarial, terrateniente y del Estado se posó nuevamente sobre el territorio ancestral, trayendo consigo diversas consecuencias. Un reconocimiento de esa magnitud le otorga un renovado valor a la región, que ya cuenta con un circuito turístico bien definido. En efecto, la reactivación del funcionamiento del “Tren a las Nubes”, la remodelación del museo arqueológico de Santa Rosa, el acceso hacia Las Cuevas y la red de ventas de productos artesanales y artesanías locales desde Campo Quijano hasta San Antonio de los Cobres responden a un plan que favorece a la explotación del turismo rural.
A partir del 2009, las familias de San Bernardo de las Zorras, El Rosal, Potrero de Chañi, Santa Rosa de Tastil, Alfarcito y la Quebrada del Toro, son receptoras de planes estratégicos que promueven el turismo y la producción artesanal. Así, el Programa Hemisférico Agroturismo (PHA) ofrece a los pobladores interesados en vincular sus prácticas de agricultura con el turismo rural, capacitaciones in situ a cargo del Centro de Formación Rural, que es financiado por el “Plan Más” y “Mejor Trabajo”, dependiente del Ministerio de Trabajo de la Nación. En 2012, el municipio de Campo Quijano otorga a los representantes comunitarios una línea de microcréditos y subsidios para la adquisición de herramientas de trabajo y materiales de construcción de tipo urbanos. Además, propicia un espacio de formación para desarrollar emprendimientos turísticos.
Algunas familias fundan la Asociación Emprendedores de los Cerros de Quebrada del Toro o Turu Yaco, voz quechua que significa “agua con barro” en referencia a las características del río Toro en el verano. Sus objetivos consisten en poner en valor y preservar el patrimonio natural y cultural de la región, generar fuentes de trabajo genuinas para evitar la migración de la población joven, mejorar las condiciones de vida de las familias asociadas y sus respectivas comunidades, entre otros. El emprendimiento gestiona la oferta turística, ofreciendo servicios de alojamiento, comedores, artesanías, transporte e incursiones por el Corredor Turístico Comunitario Turu Yaco, desde el Paraje El Alisal, Tastil, hasta El Tambo. Las actividades que las familias proponen apuntan a la revalorización y promoción de la cultura local, a través de experiencias de inmersión en su cotidianidad, como la siembra y cosecha de frutas y verduras estacionales (papas, habas, maíz, arvejas, damascos, etc.), la elaboración de comidas y la confección de productos artesanales (tejidos, trabajos en maderas, cuero y piedra) con talleristas locales.
Las comunidades del Toro tratan de intervenir en la mayor parte de proyectos y actividades que involucran a su territorio, bienes patrimoniales y cultura. Su interés, presencia y disposición para la lucha es lo que impide el avasallamiento sobre lo suyo. Sus reclamos se asientan en un marco legal y en la memoria de las piedras que testimonian su ancestralidad. En este sentido, Turu Yaco constituye un gran gesto de soberanía cultural y territorial y, a la vez, es una vía para subsanar uno de los problemas más angustiantes de los lugareños: el vuelo sin retorno de los jóvenes, quienes abandonan sus hogares para continuar sus estudios medios o superiores y se quedan allá, lejos. El despoblamiento de los parajes se debe, en parte, a la falta de oportunidades laborales y al vacío institucional, ya que muchas localidades no disponen de centros de salud cercanos, registros civiles, ni otros. Tal vez, en un futuro cercano, la revitalización que el emprendimiento le da a la zona pueda coadyuvar a la reapertura de instituciones de primera necesidad9 y nuevas vacantes de trabajo.
El turismo lamentablemente también genera transformaciones catastróficas sobre las poblaciones locales, que van del tránsito de una situación de invisibilidad histórica a una de hipervisibilización, lo que conlleva la exotización de la cultura indígena, la mercantilización del ser y, lo más grave, los desplazamientos forzados de sus tierras. Catalina Fairstein (2015), reflexionando sobre los efectos de la patrimonialización de la Quebrada de Humahuaca, Jujuy, sostiene que la paradoja de aquello que se declara patrimonio para ser conservado es que cada vez más es debilitado por la misma declaración.
Las tentativas de desalojo y la violencia se han agravado con la emergencia turística y también influyen muchísimo en el éxodo de los jóvenes. Por ejemplo, en 2008, un abogado se presentó en la comunidad de la localidad de Las Cuevas, sin otro dato más que su apellido “Pescador”, para exigir a las 30 familias residentes que abandonen el lugar. Al ver que sus intimidaciones no tenían resultados, llevó a un grupo de amedrentadores externos para hostigar y atemorizar a las personas con armas blancas. Ante esto, los referentes comunitarios organizaron la primera movilización en nombre del pueblo Tastil, exigiendo apoyo al Instituto Provincial de Pueblos Indígenas de Salta (IPPIS)10 y una mesa de diálogo con las autoridades provinciales. Como respuesta a sus pedidos, el IPPIS les extendió un documento donde consta el respaldo a su lucha, aunque el gobierno provincial no se expresó al respecto.
El asedio en la Comunidad Indígena Las Cuevas continúa por varios años, a pesar de que obtuvo su personería jurídica y ahora tiene en sus manos la documentación referente a su relevamiento territorial. Las agresiones constantes que experimentan algunas familias por parte de los representantes de los terratenientes llevan al Consejo del Pueblo Tastil nuevamente a tomar la decisión de marchar por las calles de la capital hasta la Legislatura provincial, en 2010. En esta ocasión, contó con el apoyo unánime de las 35 organizaciones territoriales de pueblos originarios que conforman el ENOTPO.
Otros acontecimientos posteriores son los atropellos en contra de una abuela de la Comunidad de Valle del Sol11 en 2014, y una familia de la Comunidad Los Alisos12 en 2018. Ambos casos fueron judicializados mediante la intervención del juez de garantías Diego Rodríguez Pipino, que evidenció claras inclinaciones por Francisco Jovanovics y Ricardo Solá Usandivaras, la contraparte, desestimando el derecho indígena vigente y pasando por alto la forma en que sucedieron los ataques en contra de las familias.
Los intereses por el control del turismo se vigorizan desde la postulación del Qhapaq Ñan en la UNESCO. Las pretensiones de explotación en ese campo (y el del mercado inmobiliario) no necesariamente se relacionan con el Programa, cuyo objetivo es el cuidado y preservación de los sitios patrimoniales anexados al camino ancestral. Sin embargo, las situaciones de hostigamiento que viven las comunidades de Las Cuevas, El Gólgota e Inca Huasi alimentan las fricciones con el equipo técnico del proyecto. En consecuencia, el mayor desafío que enfrentan las unidades de gestión local es lograr un vínculo de confianza y cooperación entre todos sus participantes. La manifestación del desacuerdo que había en el interior de la UGL de Santa Rosa es la Marcha de las comunidades del Consejo Indígena del Pueblo Tastil,13 en junio de 2013. Durante cuatro días, ancianos, jóvenes y adultos recorrieron los distintos parajes y localidades del territorio, desde Santa Rosa hasta la Comunidad de Valle del Sol, reclamando el reconocimiento de la propiedad comunitaria, la soberanía sobre el Patrimonio Tastil y la representatividad en el IPPIS.
A pesar de los nudos de los primeros años, el trabajo entre las partes que integran la UGL avanza entre desencuentros y acuerdos. En Julio de 2024, la Red Iberoamericana en Manifestaciones Rupestres organizó un conversatorio con algunos referentes del proyecto Qhapaq Ñan de Argentina y Perú, en conmemoración de los diez años de la declaración de la UNESCO. Un tema tratado fue, justamente, la experiencia de trabajo cogestivo-participativo de las Unidades de Gestión Local. La remembranza que los panelistas realizan da cuenta del trabajo común y el diálogo intercultural que tratan de sostener los participantes del proyecto. Por ejemplo, a partir del consenso acordaron que las comunidades continúen organizando marchas pacíficas por los cerros y sus sitios sagrados con el fin de corroborar su seguridad. O también, la participación de integrantes comunitarios con formación en restauración prehispánica en las tareas de identificación y conservación del arte rupestre de los muros de Graneros de la Poma.
Hoy más que nunca, la labor mancomunada debe fortalecerse, ya que una nueva amenaza prospera a pasos agigantados auspiciada por políticas del gobierno provincial y el aliento estatal. El temor más grande es el impacto ambiental asociado con el avance de la minería que envenena la tierra y agota los recursos naturales como el agua. La explotación minera y los proyectos infraestructurales que se inician en torno a ella, como el Corredor Bioceánico que busca conectar a los países que integran el Mercosur para facilitar la salida de exportaciones por el Pacífico y el Atlántico, movilizan las actuales preocupaciones de los pueblos, entre ellos el tastil.
El viento exhorta la memoria de las piedras, que narran la historia de los pueblos que caminan el territorio desde tiempos ancestrales. Ante la amenaza extractivista, las piedras deben pronunciarse con más fuerza, ya que con la tierra vulnerada no solo peligra la vida, sino también la cultura y la historia que salvaguardan los lugares sagrados como Morohuasi, Corralito, la antigua ciudad de Santa Rosa, Abra de Chaupiyaco.
BIBLIOGRAFÍA
AA.VV. (2013). “Procesos de reconocimiento de los pueblos Tastil. Antiguas y nuevas estrategias: educación, turismo rural y artesanías”. VII Jornadas Santiago Wallace de Investigación en Antropología Social. Sección de Antropología Social. Instituto de Ciencias Antropológicas. Facultad de Filosofía y Letras, UBA, Buenos Aires. Disponible en: https://www.aacademica.org/000-063/338
Balsa, J. (2013). “Las políticas de colonización y regulación de los arrendamientos del Peronismo clásico (1946-1955) y los posicionamientos de la Sociedad Rural Argentina y la Federación Agraria Argentina”. Revista Estudios del ISHiR. Año 3, N° 6, pp.22-42.
Copa, M. y Herrera Salinas, C. L. (2020). El Qhapaq Ñan como memoria ancestral de los pueblos andinos. Camino ancestral Qhapaq Ñan. Una vía de integración de los Andes en Argentina. Buenos Aires: Ministerio de Cultura de la Nación. Secretaría de Patrimonio Cultural.
Sulca, E. M. de Los Ángeles (2022). “Sentirse parte de la lucha: Participación juvenil y procesos de reivindicación de la comunidad indígena Las Cuevas, pueblo Tastil”. Universidade Federal do Rio de Janeiro. Desidades, N° 33, Año 10, mayo-agosto, pp. 190-202. Disponible en: CONICET_Digital_Nro.d33e5ff5-1b64-40ac-a20b-7a1c71ca20e9_B.pdf
Rodríguez Echazu, S. (2021). Quebrada del Toro: una historia local con participación comunitaria. Buenos Aires : Ministerio de Cultura de la Nación. Disponible en: quebrada_del_toro_digital.pdf (argentina.gob.ar)
Vitry, Ch. y Trujillo, A.P. (2023). Qhapaq Ñan: Sistema Vial Andino. Obras de conservación con participación comunitaria en sitios del patrimonio mundial. Salta: Crivelli Editores.
Zerpa, L.G. (2019). “Defendiendo los sitios sagrados del Pueblo Tastil”. Patrimonio y pueblos originarios. Patrimonio de los pueblos originarios. Félix A. Acuto y Carlos Flores (comps.). Buenos Aires: Ediciones Imago Mundi.
NOTAS DE PIE
- El churqui, cardón, molle, archa, garrocha, jarillas y sinqui son algunos árboles y arbustos que conforman la vasta vegetación de la zona. ↩︎
- Ver: https://www.culturasalta.gov.ar/contenidos/programa-qhapaq-an/53. ↩︎
- El departamento de Rosario de Lerma se sitúa en la parte central del Noroeste de la provincia de Salta, a 37 km de la Ciudad de Salta. ↩︎
- En Salta, el Qhapaq Ñan atraviesa el Complejo Ceremonial Volcán Llullaillaco (6.739 msnm), Potrero de Payogasta, Los Graneros de La Poma, Las Peras-Sauzalito, entre otros tramos de caminos en donde se encuentran estructuras como las Apachetas en el Abra de Ingañán, que dan cuenta de la cosmovisión andina. ↩︎
- La Mesa está integrada por los pueblos de los territorios por donde pasa este camino ancestral: el pueblo kolla en Jujuy, el diaguita -de la familia Lule- en Tucumán, el atacama, tastil y otros de la nación diaguita calchaquí en Salta, el angualasto en San Juan y el huarpe en Mendoza. ↩︎
- Registro fotográfico de la creación de la UGL en Tastil en el blog del programa. ↩︎
- Actualmente, el Consejo está constituido por representantes de las catorce comunidades dispersas por la región prepuna y puna del departamento de Rosario de Lerma. De ellas, ocho tienen personería jurídica, tres se encuentran en el proceso de trámite y las restantes no iniciaron las gestiones, aunque afirman su pertenencia al Pueblo Tastil. Asimismo, nueve tienen a su disposición las carpetas del relevamiento de sus territorios, que contienen datos georeferenciales y censales de las familias que integran cada comunidad. Debemos destacar que la geolocalización se realiza independientemente de que las comunidades tengan o no el número de su personería jurídica. ↩︎
- Decreto 1745/14 que legitima el Programa Qhapaq Ñan: Sistema Vial Andino en la Dirección General de Patrimonio Cultural dependiente de la Secretaría de Turismo provincial. ↩︎
- Los adultos mayores recuerdan que en la época en que funcionaba el ramal C-14 como medio de transporte esencial y no únicamente turístico, se inauguraron varias instituciones de salud, seguridad y otras vinculadas a la actividad ferroviaria. Además de la movilidad, posibilitaba el intercambio de productos agropecuarios y artesanales, y la distribución de agua potable. Su cierre fue muy desfavorable para la población de la región. ↩︎
- Los pueblos Tastil, Lule, Atacama, Iogys y Weenhayek se encuentran a la espera de que la Cámara de Diputados apruebe el proyecto de modificación de la Ley N° 7121 de Desarrollo de los Pueblos Indígenas de Salta. La reforma consiste en la sustitución del Art. 5 de la ley por otro que reconozca a estos pueblos junto a los nueve que ya tienen personería y representatividad en el IPPIS. ↩︎
- Para más información acerca del despojo y la destrucción de la casa y los bienes de doña Andrea Quipildor: «Salvaje atropello a la Comunidad Valle del Sol», en el blog del pueblo Lule, «Pueblo Tastil movilizado y organizado en defensa del territorio ancestral en Salta», por la ANRed, y «Juez y parte», en el blog del ENOTPO. ↩︎
- Para más información sobre el desalojo de los primos Martínez: «El Consejo del Pueblo Tastil se expide ante desalojo en la comunidad Los Alisos» y «Miembros del Pueblo Tastil fueron acusados de usurpar su propia casa», nota de Claudia Álvarez Ferreyra para Página 12. ↩︎
- La marcha emula al Malón de la Paz de los pueblos andinos del NOA, de 1946. El Diario de viaje de Hermógenes Cayo El Malón de la Paz por las rutas de la Patria, recupera los recuerdos y la mirada de don Hermógenes acerca de la experiencia del viaje de dos meses desde Jujuy hasta la capital del país, Buenos Aires. ↩︎