Una ola de calor sin precedentes, otra sequía en California, incendios incontrolables en Arizona, son sólo algunos de los indicadores en los EEUU—y en el mundo entero—de que la crisis climática va de mal en peor. La concentración de dióxido de carbono va en escalada, con 419 ppm (partes por millón) en Mayo, la concentración mensual de CO2 más alta desde que empezamos a medirla hace 60 años. La evidencia es clara y, sin embargo, grandes compañías petroleras continúan con la política genocida de construir nuevos oleoductos en vez de hacer la necesaria transición hacia energías verdes.
Uno de aquellos oleoductos es Line 3 en Minnesota por la compañía Enbridge, la cual busca duplicar la capacidad para transportar crudo pesado de la extracción de arenas bituminosas de Alberta, Canadá. Esta extracción no es solamente una de las más contaminantes del planeta sino que produce 30% más de gases invernadero por barril que el petróleo convencional, según Greenpeace.
Siete años de lucha llevan las poblaciones Anishinaabe indígenas contra la construcción de Line 3, que no solamente violaría su soberanía territorial sino que atravesaría vitales fuentes de agua, humedales y ríos—como el Mississippi, un río del que la agricultura de este país depende. En estos días de Junio, una gran coalición de activistas ambientalistas y lideresas indígenas organizaron una serie de acciones de desobediencia civil para presionar al Presidente Biden de que cancele la construcción de Line 3. Ya son 150 las personas arrestadas en el lugar.
En una carta firmada por más de 300 organizaciones, hacen un llamado urgente a salvar el planeta:
La construcción de la Línea 3 continuaría con un legado de opresión sancionada por el estado y el gobierno de EE. UU., contradiciendo directamente sus promesas claves de fortalecer las relaciones entre naciones con los pueblos indígenas.La nueva ruta de la Línea 3 cruza 227 lagos y ríos, incluidos las cabeceras del río Mississippi y los ríos que desembocan directamente en el Lago Superior, lo que pone a todas esas vías fluviales en riesgo inminente de un derrame de los 760.000 barriles de crudo pesado que fluiría diariamente. El petróleo de las arenas bituminosas se hunde en el agua, lo que hace casi imposible la limpieza de las áreas de humedales. Un derrame podría destruir importantes lagos de pesca y los arrozales silvestres sagrados, destruyendo la economía local.
“A medida que el Norte experimenta una gran sequía … y vemos catástrofes de proporciones bíblicas, no es el momento de este oleoducto. Es hora de infraestructura para las personas, no para que una corporación canadiense deshonesta intente ganar un par de dólares al final de la era de los combustibles fósiles», dijo Winona LaDuke, directora ejecutiva de Honor the Earth y una de las lideresas del movimiento contra Line 3, en una declaración.
“Nos place escuchar que Biden reconoce que los Estados Unidos no debería ceder ante los sueños de expansión interminable de las empresas canadienses de arenas bituminosas; sería mejor si el presidente Biden tomara medidas ahora mismo. Line 3 es una atrocidad climática y una bofetada a las múltiples naciones de Ojibwe que han puesto una demanda contra este proyecto. Respeten nuestra soberanía, respeten la ciencia climática. Hay que detener Line 3 antes de que sea demasiado tarde; antes de que nuestros ríos, humedales y cuencas de arrozales silvestres sean violados irrevocablemente”, dijo Tara Houska, fundadora del Giniw Collective.
Científicas entrevistadas para un documental de More Perfect Union explican que no hace falta esperar a que ocurra un derrame de petróleo para dimensionar sus efectos dañinos al medio ambiente. Tan sólo la construcción de estos oleoductos haría daños irreparables a los recursos hídricos del lugar. “En nuestro testimonio lo llamamos una muerte por miles de tajos. Se puede degradar un humedal aquí, otro allá, y pareciera que la afectación es mínima. Pero si lo tomas acumulativamente, hay un límite en el que el daño se hace irreversible. Los humedales son más importantes que nunca con el cambio climático por su capacidad de almacenar agua,” explica Laura Triplet, profesora asociada de Gustavus Adolphus College.
La decisión de una corte en Minnesota para la aprobación final del oleoducto en el estado se espera para el 21 de junio. La misma corte decidió a favor de Enbridge en dos ocasiones pasadas. Es por esta razón que los activistas están recurriendo a Biden para que anule el permiso de construcción y detener así la construcción del oleoducto.