Entre las alturas de las montañas de Guatemala, los majestuosos lagos y los ríos como venas vivas que nutren la tierra, tierra que guarda memoria milenaria de las poblaciones originarias, allí encontramos un territorio que ha vivido y sobrevivido del arte, por medio del barro que es un recurso esencial para la creación de una variedad de objetos y obras artísticas.

En este espacio encontramos el legado generacional del trabajo manual con el barro. El arte de crear con las manos es una práctica histórica de la creatividad, la memoria, la ancestralidad y la dedicación que conlleva cada uno de los objetos creados. Es la representación de la memoria colectiva del pueblo Poqomam, ubicado en el municipio de Chinautla en la comunidad Santa Cruz, Guatemala.
El barro con el que trabajan las artesanas se encuentra a las orillas de los ríos Chinautla, Zapote y Las Vacas. María Filomena, artesana poqoman, relata que solían ser fuentes de vida, por el cual fluían distintas semillas que florecían a las orillas y alrededores del río, donde también encontraban los diferentes tipos de barro, incluyendo el más fino y de alta calidad para trabajar, tales como el amarillo, el morado y el blanco.

El barro, al ser parte de la Madre Tierra, ha visibilizado la conexión entre las personas al estar en constante contacto con la tierra, haciendo que se compartan energías y emociones. Regresar al barro es regresar a la memoria de las abuelas y abuelos que históricamente han trabajado con él. En este punto es esencial recordar que esta práctica de trabajo, y como forma de expresión, ha sido utilizada por los antepasados. Muestra de ello son los múltiples artefactos, objetos u obras de arte que se han encontrado en sitios arqueológicos de Guatemala, y que ahora se pueden encontrar en diferentes museos, incluyendo museos comunitarios que se han ido creando para la preservación de la historia.
La cotidianidad del trabajo de las artesanas ha hecho que la conexión con el barro no sea exclusivamente económica, ya que el trabajo genera un lazo emocional con la Madre Tierra, quién nos brinda los bienes y recursos naturales. El ser conscientes del territorio que se habita y se construye, es una lucha de todos los días.

“Nuestros hijos han crecido jugando con barro y viendo cómo nosotras con mi madre trabajamos las artesanías”
El proceso para trabajar el barro requiere sentir, conocimiento, memoria y creatividad. En este proceso María Filomena nos cuenta algunos de los pasos que conlleva la preparación del barro como aprendió desde pequeña junto a su madre y a sus abuelas. La elaboración de la cerámica es un proceso más complejo que requiere habilidad, experiencia y atención al detalle. En sus propias palabras:
“De pequeña caminaba con mi abuela y mi madre hasta llegar al río, recolectábamos barro y arena blanca, a veces caminábamos un poco más y nos adentrábamos a los cerros. Estos son los lugares vitales donde se encuentran estas tierras”.

“Regresábamos a casa y empezábamos por limpiar el barro, nosotros de niños ayudábamos a quitar piedras o raíces que encontráramos. Después con la piedra de moler mi abuela se ponía en el piso a deshacer las piedras más grandes de barro para que se pudiera hidratar mejor”.
“Era como una mina de Oro lo que teníamos antes”
“Con un balde lleno de agua dejamos caer el barro para que se humedezca, esto lleva bastante tiempo dependiendo de la cantidad de barro que vayamos a usar, pueden ser algunas horas o también un día entero. Mientras tanto colamos la arena blanca para que pueda quedar fina”.




“Después de cumplir estos procesos se debe mezclar el barro húmedo con la arena blanca y empezar a amasar con nuestras manos hasta que queden completamente revueltos y con una consistencia de masa para poder manipular”.
“Sentir el barro y trabajarlo también me ha ayudado a distraerme y liberar algunas emociones que a veces dan vueltas en mi cabeza. Sí puedo conectarme con la tierra, como lo decían mis abuelas”.
“Después de tener el barro como si fuera masa empezamos a tallar y elaborar lo que queramos, nosotras trabajamos muchas clases de figuras para que sirvan en la casa o decoraciones. Todas estas salen de nuestra imaginación y de lo que sentimos, aunque a veces nos hacen pedidos personalizados, pero siempre llevan nuestra esencia, nuestro tiempo y sentir, en cada pieza dejamos mucho de nosotras”.
“Una vez que la figura que tallamos esté terminada la dejamos en un lugar para que la humedad que conserva el barro se pueda secar esto puede ser un día o medio día. Cuando ya esté lista pasamos a ponerla a coser, nosotras fabricamos un horno con ladrillos y adentro de este dejamos las brasas rojas del fuego para que abrace el barro y cada pieza se coza, convirtiéndolo en una cerámica durable y resistente al agua”.

“Nuestras abuelas abrían un agujero en la tierra y enterraban las piezas con las brasas ardiendo del fuego”.
“Este proceso final lleva sus riesgos, pueden salir algunas piezas quemadas y color negro, pero también otras se pueden estallar o salir rajadas, lo cual se dan por perdidas”.
Es importante reconocer que cuando se le compra a una artesana, no solo es un objeto, es la creación y la transmisión de la memoria al barro, y del barro a la memoria. No son productos manufacturados, son productos que llevan conexión, ancestralidad, memoria viva y son parte del territorio.
Este trabajo pocas veces es reconocido por las personas que compran las artesanías para revenderlas en lugares turísticos, que incluso han llegado a exportarlas, sin darles un reconocimiento económico, cultural o artístico a estas artesanas milenarias.
Ésta solo es una muestra del proceso que conlleva la creación de objetos, incluyendo vasijas, cántaros, platos y figurillas. Objetos que pueden estar en nuestras casas, pero no se sabe su origen y trabajo, el proceso que lleva su elaboración, también, es una invitación a reconocer lo que tenemos a nuestro alrededor y generar compras desde la conciencia.
Es importante reconocer que cuando se le compra a una artesana, no solo es un objeto, es la creación y la transmisión de la memoria al barro, y del barro a la memoria. No son productos manufacturados, son productos que llevan conexión, ancestralidad, memoria viva y son parte del territorio.
Los retos de las artesanas en Santa Cruz Chinautla

Una de las limitantes es el río se ha ido contaminando por las aguas negras desechadas por la ciudad.
“Ahora solo encontramos plásticos y basura en el río, el barro ya lo debemos comprar”, comenta María Filomena.
Como se ha mecionado anteriormente, la contaminación y la falta de reconocimiento en su trabajo ha hecho que cada vez sea más complejo vender y seguir trabajando, lo que a causado que miembros de la comunidad a partir de los altos índices de pobreza se hayan visto en la necesidad de migrar, ya que el trabajo en alfarería no es suficiente para sostener la vida en el territorio.
En este proceso de conocer el trabajo de las artesanas se hace mención que, según el registro del Ministerio de Energía y Minas de Guatemala, en el territorio de Chinautla se encuentran operando seis empresas mineras, las cuales extraen arena y otros materiales como lo es el barro, limitando la materia prima para el trabajo de las artesanas y de esta manera privatizan la mayor parte de áreas. En la actualidad estas mismas empresas venden el barro por costal a las personas de la comunidad a un precio elevado.
Estas mineras también han causado enfermedades respiratorias por la extracción de la arena y grietas en varias casas. En el tiempo de invierno se sufre de inundaciones y deslaves por la extracción de las piedras más grandes que dejan agujeros peligrosos.
Pero esta situación no solo se limita a las licencias otorgadas por el ministerio, ya que existen otras empresas extrayendo barro, arena blanca de río, quienes trabajan solo con la autorización de la municipalidad, cayendo en ilegalidades que afectan a las comunidades.
Y a pesar de las dificultades establecidas por las mismas entidades del Estado, las y los artesanos siguen trabajando, no solo para sobrevivir, si no para dejar un legado a sus generaciones, la memoria del trabajo con las manos, de la creación del arte por medio de los bienes naturales que nos brinda la Madre Tierra, recordando la ancestralidad de crear.
Por esta razón es importante seguir visibilizando el trabajo y la resistencia del pueblo Poqomam en la comunidad de Santa Cruz Chinautla.