Por Mike Faith, Presidente de la Tribu Sioux de Standing Rock. Traducción por Awasqa. Publicado Originalmente por Standing Rock Sioux Tribe
En 2016, la oposición pacífica y fundamentada de la Tribu Sioux de Standing Rock a un nuevo oleoducto de petróleo crudo que cruza nuestras tierras ancestrales y nuestra fuente de agua captó la atención del mundo. Aunque el Dakota Access Pipeline (DAPL) ha estado funcionando durante más de dos años, la defensa de la Tribu del agua y la tierra no se ha desvanecido de la memoria y continúa dando forma a las conversaciones nacionales sobre cómo nuestras elecciones afectan a este planeta, nuestro hogar.
Varios aspirantes presidenciales demócratas, incluidas las senadoras Elizabeth Warren, Bernie Sanders y Kamala Harris, se comprometieron recientemente a revocar los permisos DAPL si son electos. Eso es lo correcto. Pedimos a todos los candidatos que se sumen a esta promesa. Esos permisos -que abruman injustamente a la Tribu con el riesgo de derrames accidentales de petróleo en nuestra fuente de agua y en tierras sagradas para nosotros-, nunca deberían haberse emitido.
A fines de 2016, la administración anterior negó correcta y justificadamente un permiso clave que los operadores de DAPL necesitaban para cruzar el Río Missouri, justo aguas río arriba de la Reserva India de la Tribu Sioux de Standing Rock. A principios de 2017, la administración actual revirtió el curso en su segundo día en el cargo y emitió el permiso clave que despejó el camino para la finalización del oleoducto. Aunque un juez federal estuvo de acuerdo con la posición de nuestra Tribu de que la revisión ambiental del oleoducto era ilegal, la construcción continuó y el petróleo ha estado fluyendo a través del oleoducto desde el verano de 2017.
Pero la historia no termina allí. La Tribu todavía está involucrada en una batalla judicial desafiando los permisos del oleoducto. A principios del próximo año, el tribunal se pronunciará sobre nuestro nuevo desafío legal. Hemos pedido, por segunda vez, que se eliminen los permisos, y que se cierre el oleoducto, porque el permiso era ilegal. Nuestra moción para pedirle a la corte que detenga las operaciones del oleoducto siguió un proceso poco sincero por parte del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE. UU., la agencia reguladora a cargo del proyecto. Un juez federal ordenó al Cuerpo rehacer un proceso de revisión ambiental porque los permisos del Cuerpo no cumplían con los estándares legales. En lugar de tomar en serio nuestras preocupaciones, el Cuerpo ignoró la evidencia que ofrecimos que muestra que el riesgo y el impacto de un derrame de petróleo es peor de lo que nunca se reconoció. El Cuerpo se negó a compartir documentos técnicos clave con nosotros o a comprometerse con nuestros expertos técnicos. Luego, el Cuerpo emitió un informe afirmando sus hallazgos anteriores de que el oleoducto no presentaba un riesgo para la Tribu Sioux de Standing Rock.
Mientras tanto, las compañías dueñas del DAPL (Energy Transfer y Sunoco) han solicitado duplicar la capacidad del oleoducto de 570,000 a 1.1 millones de barriles por día. Esta impresionante cantidad de petróleo aumenta en gran medida los riesgos de un derrame o fuga. Las comisiones estatales de servicios públicos en Dakota del Norte, Illinois e Iowa han programado audiencias para considerar la seguridad de este dramático aumento en el flujo de petróleo. A mediados de noviembre, la Comisión de Servicios Públicos de Dakota del Norte celebrará una audiencia sobre la expansión propuesta. Hemos intervenido en esta audiencia para demostrar que el plan de Energy Transfer y Sunoco para duplicar la capacidad aumentará el riesgo para la salud y la seguridad humana, las granjas y ranchos familiares, la vida vegetal y la salud y seguridad de los animales. Dado que Energy Transfer y Sunoco tienen el peor registro de seguridad y cumplimiento en toda la industria, ¿Cómo pueden gestionar de forma segura la capacidad ampliada? En Pennsylvania, estas compañías están bajo investigación criminal por su descuido en la construcción de una tubería diferente.
Para algunos, esto puede ser solo otro oleoducto en otro lugar. Pero para nosotros, no es solo un oleoducto, es una amenaza. Y no es solo un lugar, es nuestro hogar. El único que tenemos. Cada día que opera el oleoducto representa una amenaza para nuestro estilo de vida y un insulto a nuestra cultura y tradiciones que han resistido tanto. Todavía estamos aqui. No vamos a renunciar a esta pelea.