La importancia de las elecciones en 2020 para los pueblos indígenas va más allá de los resultados electorales. Oscilando entre la necesidad de soberanía / autodeterminación y la participación democrática, los pueblos indígenas están obteniendo espacios de poder que históricamente se les han sido negados. Después de cientos de años de no-ciudadanía, los estados plurinacionales indígenas ahora están dando nuevas formas a las democracias.
A continuación, resumimos las elecciones más importantes de la última parte de 2020:
BOLIVIA
En Bolivia, el Movimiento Al Socialismo (MAS) ganó la elección en forma contundente con más de 20% de diferencia de votos, a pesar de las peripecias ilegales impulsadas por el régimen de facto que al final no pudo logró descalificar al MAS electoralmente. Costó sangre, detenciones y millones de dólares restituir el proceso democrático interrumpido en forma violenta cuando la derecha conservadora ortodoxa tomó el poder. Cada paso fue disputado en tribunales, en la calle, en los medios, y en cada paso, la derecha golpista fue derrotada.
Sin embargo, la lucha de los pueblos originarios continúa. Aunque varias organizaciones y activistas lograron mantener la unidad para derrotar a la derecha, existen fuertes pugnas al interior de cómo impulsar una economía soberana.
Una alianza nacional de organizaciones sociales, entre ellas, la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia, buscan que el binomio de Luis Arce y David Choquehuanca vaya más allá de una propuesta económica basada en la nacionalización de recursos naturales. Esto significa romper con los poderes que sostienen fuertes alianzas con transnacionales extractivistas.
Los incendios que, este año, azotaron las regiones de la Chiquitanía, el Chaco y la Amazonía boliviana son un ejemplo de la aplicación de políticas de desarrollo que benefician a unos pocos en detrimento de las mayorías, causando daños irreversibles a la Madre Tierra, las poblaciones y pueblos indígenas.–Compromisos por el Clima Bolivia.
El cambio climático es una preocupación de todos los Bolivianos, en particular para un país con grandes regiones desérticas y el rápido deshielo de glaciares en el páramo. Las organizaciones urgen al gobierno del MAS desarrollar una política de energías limpias y sustentables, así como soberanía alimentaria agroecológica sin transgénicos.
La lucha contra el racismo y exclusión sistemática de los pueblos indígenas también será sin duda una constante para las organizaciones indígenas y este gobierno.
BRASIL
En las elecciones del 15 de Noviembre, la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) ha logrado crear y promover una plataforma para elegir candidatos a alcaldes. Con el apoyo de Mídia Ninja y una red de medios alternativos se ha logrado apoyar a las postulaciones de candidatos indígenas. En la última elección del 2016, de los casi 497 mil candidatos de todo el país, apenas 1,700 eran indígenas. El plan es lograr formar y preparar a muchos más candidatos para este año. Es muy importante para las candidaturas que los representantes entiendan y sientan el respaldo de las organizaciones indígenas acuerpadas en la APIB.
Uno de los objetivos es lograr respaldo popular a las candidaturas, no únicamente bajo la lógica del apoyo partidario sino en base al apoyo a mecanismos autónomos de las organizaciones, a espacios colectivos de decisión, grandes asambleas, plenarias y congresos. Además se están impulsado la realización de alianzas locales para tener mejores posibilidades de ganar.
Los pueblos indígenas han sufrido despojos incalculables bajo el régimen de Bolsonaro, pero es una lucha que han llevado a cabo durante años bajo diferentes regímenes y múltiples atropellos de grandes terratenientes. Esto incluye la lucha que llevan desde el 2017 contra el concepto de “marco temporal” que de aprobarse en la Corte Suprema les arrebataría el derecho soberano de sus tierras. Es posible que la Corte tome una decisión este año:
El marco temporal es ilegítimo, daña la propia Constitución Federal y nuestros derechos como pueblos de esa tierra. Si algunos pueblos no estuvieron, o no pudieron estar en sus territorios después de esa fecha en 1988, no fue porque no quisieron, sino porque fueron removidos, expulsados y desalojados por el Gobierno para dar lugar a algún tipo de empresa. El propio estado los sacó de sus territorios tradicionales. Entonces, es el propio Estado el que debe devolverlos.–Nara Baré
CHILE
Con una victoria de casi 77%, el pueblo Chileno votó en el Plebiscito Nacional del 25 de octubre por dar paso a una nueva Constitución democrática y una Asamblea Constituyente. Los subsecuentes procesos de transición a la democracia después de Pinochet habían sido hasta ahora ineficaces, ya que todos los gobiernos no hicieron otra cosa que administrar una Constitución autoritaria heredada de la dictadura.
Sin embargo, en la negociación por la nueva Asamblea Constituyente, si bien se incorporó una representación paritaria en género, aún no hay un acuerdo en el Congreso sobre la inclusión de escaños reservados para los pueblos originarios. El oficialismo ofrece 8 escaños y las organizaciones demandan 25, que representaría el porcentaje demográfico del censo sobre pueblos indígenas. Sólo así se garantiza su representatividad en el proceso de construcción de la nueva Constitución.
Entre los muchos cambios que debe hacerse a la actual Constitución es el señalamiento de que el estado chileno es “monoétnico” (Artículo 5) que había impulsado un proceso de despojo de territorios y asimilación forzada. El Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR) en Chile afirma que una nueva Constitución debe garantizar derechos indígenas a los más de 10 naciones existentes, como por ejemplo: la plurinacionalidad, el derecho a la educación bilingüe, la protección y difusión del conocimiento indígena, derecho jurídico y justicia indígena, el derecho a la consulta sobre la explotación de recursos naturale en territorios indígenas y su restitución.
En el caso del pueblo mapuche, de acuerdo con cifras de 2019, la mayoría de las tierras reclamadas están en manos de empresas forestales, las que poseen más de 280 mil hectáreas de las 435 mil hectáreas que existen en la región.–CIIR
ECUADOR
Si bien la elección presidencial se llevará a cabo en febrero de 2021, la campaña electoral está en curso con una fuerte presencia de los pueblos indígenas. El partido del Movimiento Plurinacional Pachakutik es considerado el brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y otras organizaciones indígenas, pero esta ocasión no se logró llegar a una candidatura de consenso. Pachacutik eligió postular al Prefecto indígena Yaku Pérez Guartambel, mientras que líderes indígenas querían impulsar un proceso interno para definir candidatos.
Pérez Guartambel, actual gobernador del Azuay, es un candidato indígena con altas posibilidades de ganar por su exitosa administración y control de la pandemia del coronavirus. Su candidatura ha ido creando una lenta oleada de aproximaciones de otros partidos y movimientos de izquierda a su alrededor, hacia una candidatura de unidad. Incluso ya cuenta con el apoyo de varias nacionalidades indígenas.
ESTADOS UNIDOS
Demográficamente, los pueblos Nativo Americanos representan 5 millones de habitantes, en un país de 330 millones de personas pero deben enfrentar procesos abiertos y encubiertos de supresión del voto en la elección presidencial. Tampoco están presentes en el debate electoral, salvo cuando hay que avergonzar al oponente.
Los Nativos Americanos, con su voto podrían inclinar la balanza de los llamados “swing states” o aquellos estados que definen al Presidente de la República a través del colegio electoral.
Ejercer el voto en medio de la pandemia a nivel continental hace todavía más difícil el ejercicio de los derechos ciudadanos, a ello hay que sumar las múltiples dificultades que encuentran los pueblos indígenas para poder votar, desde los obstáculos para ser reconocidos como votantes, la represión directa, la intimidación, la redistritación o gerrymandering (depende el país) que terminan por excluir votantes de determinada etnia, color, o segmento demográfico.
Existe un candidato indígena a presidente, Mark Charles, aunque su nombre oficialmente aparecerá solamente en la boleta electoral de un estado: Colorado. En una democracia bipartidista como la de los Estados Unidos, la elección de candidatos independientes es minúscula.
Sin embargo, el mayor aporte del candidato Charles es haber logrado introducir los temas del colonialismo y la visibilización de los pueblos indígenas como parte del discurso nacional. Charles, en su plan de los “Primeros 100 Días” propone “abolir la esclavitud, honrar los tratados y eliminar el racismo, el sexismo y la supremacía blanca de la Constitución de los Estados Unidos”.
Al igual que en el Brasil, la mayor relevancia e incidencia electoral de los pueblos Nativos Americanos está en su participación local, en donde han presentado un índice alto de candidatos indígenas a congresistas estatales, así como 6 candidaturas a vicegobernadores y 12 candidaturas (la cifra histórica más alta) al Congreso de los EEUU. Es relevante la participación de las mujeres en este proceso. La mayoría de las candidaturas son para el partido Demócrata pero también hay Republicanos. Incluso en Nuevo México se están disputando el puesto al congreso una candidata Republicana Cherokee Yvette Herrell contra una candidata Demócrata Mexicana-Americana Xochitl Torres Small.
La democracia es mucho más que el derecho a votar. Debe no solamente hacer partícipes a los pueblos que han sido excluidos históricamente sino integrar sus diferentes visiones y acciones como naciones pluriculturales y pluriétnicos.